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Un castillo de coral pétreo
Con el nombre de Coral Castle (Castillo de Coral), uno esperaría encontrarse frente a un edificio suntuoso, pero las palabras son engañosas: hablamos de un castillo de coral, ciertamente, pero de coral petrificado que a simple vista parece una piedra cualquiera. Esta curiosa construcción se encuentra en la ciudad de Homestead, en Florida, y es una de las mayores atracciones del lugar.
La historia detrás del castillo es, cuanto menos, tan extraña como el castillo mismo. Fue construido por Edward Leedskalnin, un escultor excéntrico que había emigrado a Florida provinente de Europa. Empezó a ser conocido entre la población local (no precisamente para bien) después de que se hubiera curado de una tuberculosis, según él, gracias a los efectos del magnetismo.
Leedskalnin era descrito como un tipo raro que no tenía mucha relación con las personas. Compró un terreno vacío en Florida City y, durante muchos años, trabajó por las noches construyendo su Castillo de Coral sin dejar que nadie lo viese, tallando y colocando cada bloque. Pero lo más sorprendente es que, también con métodos desconocidos, posteriormente lo movió a su localización actual en Homestead. El motivo que lo empujó a realizar este sorprendente monumento fue, aparentemente, dedicarlo a la chica que lo había dejado la noche antes de su boda.
Preguntado por los métodos que había utilizado, Leedskalnin siempre dio respuestas crípticas. Afirmó que había utilizado un “móvil perpetuo”, un tipo de máquina hipotética que sería capaz de producir energía indefinidamente después de un impulso inicial. Este mecanismo violaría la segunda ley de la termodinámica, por lo que se considera imposible de crear. No se sabe cómo lo hizo realmente, aunque las leyendas urbanas afirman que usó “poderes magnéticos”. En una ocasión, unos adolescentes dijeron que lo habían visto hacer levitar los bloques de piedra, cada uno de varias toneladas de peso.
Leedskalnin murió en diciembre de 1951 sin terminar su obra, dejando en la puerta el cartel de “Voy al hospital”. El Castillo de Coral pasó a un sobrino suyo, que a su vez lo vendió a un joyero retirado de Illinois. Este le puso oficialmente el nombre de Castillo de Coral (que hasta entonces sólo era el nombre popular del lugar, que Leedskalnin había bautizado como Rock Gate Park) y decidió convertirlo en una atracción turística, con gran éxito.
Hoy en día, el Castillo de Coral es uno de los monumentos más curiosos del estado de Florida, pero el misterio sobre cómo se construyó se lo llevó Leedskalnin a la tumba.
Fotografía de Christina Rutz en la Wikipedia.
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