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La trágica historia de Persépolis

Persépolis, la mítica ciudad de los reyes persas. Una de las ciudades más famosas del mundo y que ha perdurado a lo largo de la historia a pesar de que hace más de dos milenios que fue destruida. Actualmente, sus ruinas siguen atrayendo a millones de turistas a Irán; pero a pesar del bullicio que en ella reina, inspira más reverencia en aquellos que conocen su trágica historia.

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Persépolis era una de las cuatro capitales del Imperio Aqueménida, el primer gran imperio persa. En la época de su máximo esplendor, se la consideraba la ciudad más rica y hermosa del mundo. Sin embargo, tras la conquista de la ciudad por el ejército de Alejandro Magno, este ordenó su saqueo y destrucción. Sólo se mantuvo en pie el palacio real, hasta que el propio soberano macedonio le prendió fuego. Indignado y enfurecido por la actuación de su rey, su general Parmenión le pidió explicaciones; y he aquí lo que él le contestó: “He destruido el símbolo de Persia y de sus reyes, y he demostrado a los griegos y bárbaros de todo el mundo quien es su nuevo amo y señor; he demostrado que el pasado está muerto y es ceniza, y que nace una nueva era.”

La destrucción de Persépolis fue un acto simbólico de revancha contra los persas por el saqueo y la destrucción de los templos griegos que estos habían perpetrado. Sin embargo, para los persas fue algo mucho más sacrílego, pues adoraban el fuego como algo sagrado, la emanación del poder de su dios Ahura Mazda, el fuego divino; y Persépolis fue fundada en honor a él. El historiador Eumenes de Cardia, que acompañaba la expedición de Alejandro, escribe: “Este pueblo asiste al súmmum de la abominación, al último y más atroz de los sacrilegios: el fuego, que para ellos es sagrado, quema la ciudad que fue creada en honor del fuego eterno y quema sus mismos cadáveres.”

De Persépolis sólo restan ahora los cimientos, las columnas de piedra con sus capiteles, los portales y tal vez lo que es más simbólico del palacio de Jerjes: las escaleras que conducen a la sala de audiencias de los reyes persas, en cuyas paredes se encuentra representada la procesión de todos los pueblos sometidos por el imperio caminando con la cabeza agachada hacia el trono del rey. Sabiendo su historia, es difícil permanecer impasible entre la desolación que preside ahora la que fue la ciudad más hermosa del mundo antiguo.

Imagen de la Wikipedia.

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