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La opulencia del teatro Fox en Detroit

¿Para qué vamos al teatro?

La pregunta es un poco estúpida: ¿para qué vamos a querer ir a un teatro sino es para ver una obra o actuación? Y es que aunque algunos se consideran verdaderas obras de arte, no hay mayor ni mejor fin que el de disfrutar de la buena representación de un clásico, o de una nueva obra experimental que acaba llenando teatros enteros. Sin embargo, el teatro del que hablaré a continuación puede considerarse una grandísima obra por sí solo, y es que basta entrar en su interior para darse cuenta de que se trata de uno de los teatros más bonitos de todo el mundo.

Es el teatro Fox de Detroit, erigido en 1928 y situado en el distrito de teatros de Detroit. En el momento de su construcción, y durante algunos años, fue uno de los teatros con mayor capacidad de Estados Unidos y del mundo –cuenta con 5.048 localidades, 5174 si los asientos de la zona de la orquesta quedaran incluidos-; no obstante, hoy en día otros teatros como el Nokia de Los Ángeles (con 6.300 asientos) o el Shrine Auditorium (con 7.300), también situado en la localidad californiana, le superan.

Algunos amantes del cine y la historia aseguran que el teatro Fox es el reducto más antiguo de la opulenta época de los años 20 estadounidenses. Convertido en sala de cine, éste refleja la magnificencia de la apodada como ‘época dorada’ de Detroit, una grandiosidad que podemos ver en cada uno de los detalles dorados que decoran la sala. Y, a diferencia de otros edificios de características similares, el teatro Fox ha seguido un proceso de mantenimiento importante –fue restaurado completamente en 1988- que ha permitido una más que óptima conservación.

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Pionero en el audio

Este teatro de Detroit forma parte de la cadena de teatros Fox, propiedad de uno de los iniciadores del cine, William Fox. Declarado Monumento Histórico Nacional en el año 1989 e incluido en el Registro de Lugares Históricos de Estados Unidos, el teatro Fox fue, además, el primero en incorporar un espacio para el equipo de sonido, inexistente en ese momento. Y es que aunque ahora lo más normal es ir al cine y ver una película con audio, así como con otras tecnologías -3D, por ejemplo-, hace 90 años sólo se entendía el cine si era mudo.

El teatro Fox guarda además algún que otro secreto. En sus camerinos aún se conservan retratos y recuerdos de míticas figuras de la música y el teatro: Elvis Presley, Frank Sinatra o Liza Minelli actuaron en el teatro, otra señal más de su importancia. La fachada tampoco se queda atrás: el edificio, de más de 10 pisos, queda iluminado por las noches, pudiéndose ver a muchos metros de distancia.

Fotografía de DDholer en Flickr

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