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El Puente Carlos y sus leyendas
Praga, como dijimos hace pocos días, es una ciudad con encanto a orillas del río Moldava. Una de sus principales atracciones es el Puente Carlos, y es imposible no pasar por él cuando se visita la ciudad. Une el barrio Pequeño y la Ciudad Vieja, pero más allá de su función y su belleza barroca se pueden destacar las leyendas que le otorgan esa atmósfera de misterio, acrecentada en días de niebla.
Unas esculturas muy vivas
El Puente Carlos está adorando con una treintena de esculturas. Cuenta la leyenda que al caer la noche, cuando nadie pasa por él, bajan de sus pedestales y se ponen a charlar. Puede que sea cierto, puede que no. Sea como fuere, este puente siempre está transitado por alguien, y en caso de que no fuese así no habría nadie para comprobarlo.
Pero las leyendas referentes a las estatuas no quedan ahí, ya que se dice que también cumplen deseos. Una de ellas hace referencia a San Juan Nepomuceno, que fue ajusticiado por desacato y lazando al río después de haber sido torturado. Sin saber el motivo, los turistas creen que poner la mano sobre un relieve a los pies del santo en el que aparece en el momento de echarlo al río trae suerte y concede un deseo.
La cruz de cinco estrellas
En el Puente Carlos hay otro lugar para pedir un deseo, ¡así que aquellos que tengan muchos que pedir no sé a qué esperan! En uno de los laterales del puente, donde San Juan Nepomuceno fue arrojado al agua, hay una placa en la que aparece una cruz con 5 estrellas en las puntas. Se dice que si se pide un deseo colocando la mano encima de manera que cada dedo recaiga sobre una estrella éste será concedido.
Una estratagema del diablo
Se dice también que las obras de construcción del puente no avanzaban porque el diablo se encargaba de destruirlo por la noche. Entonces, el constructor hizo un pacto con el diablo: le entregaría el alma del primero que entrase al puente una vez terminado.
El constructor intentó engañar al diablo intentando que se llevase el alma de una gallina, pero nadie es más listo que el diablo y éste acabó llevándose el alma de su mujer, que desapareció ante los ojos de su marido. Desde entonces, el alma de la mujer paseaba por el Puente Carlos en forma de figura blanca, gimiendo y asustando a todos los que pasaban por allí. Pero un día pasó por allí un campesino que en vez de asustarse le deseo paz eterna, por lo que el alma se elevó al cielo.
Un farol apagado
Otra leyenda explica que, si al cruzar el Puente Carlos uno de los faroles laterales se apaga, la persona no sobrevivirá el año entero. Sin duda, está es la historia más oscura de todas las que rodean al puente, pero son muchos los que cruzan el puente diariamente sin tenerle miedo al destino.
Primera fotografía: de TimShell en Wikipedia
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