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El centenario poblado de los Dogón

En el corazón del África subsahariana ha existido y existe un pueblo sorprendente cuyas antiguas viviendas han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Se trata del poblado de los Dogón, un tradicional asentamiento que abarca toda la Falla del Bandiagara, una fractura geológica de más de 200 kilómetros de extensión, hasta el sudoeste de la curva del río Níger. Las paredes y acantilados de esta falla superan los 400 metros de altura, un lugar ideal ocupado durante siglos por los Dogones, poblado que ha permanecido prácticamente aislado del resto del mundo.

Las paredes escarpadas de roca de la Falla del Bandiagara eran utilizadas por el pueblo de los Dogón para abrigarse y protegerse. De esta manera, construían unas casas camufladas entre los acantilados, creadas gracias a la mezcla de arcilla, paja y excremento de bovino, convirtiéndolas en prácticamente indistinguibles en la lejanía. Tanto se asimilan los hogares de los Dogones a las montañas que para acceder a ellos también había que hacerlo –y aún hoy ocurre- escalando las rocas y sin ningún tipo de automóvil o vehículo.

dogones 460x345 El centenario poblado de los Dogón

Hay constancia de que el pueblo de los Dogón llegó a la zona durante el siglo XV, en el período de expansión del Imperio de Malí. Sin embargo, el lugar ya estaba habitado por otros pueblos, y es que se conoce la existencia de personas que habitaron el acantilado desde el año 3000 a. C.

Se estima que la población actual de Dogones es de 300.000 personas. Estos, dedicados ante todo a la agricultura, son populares por su mitología, su arquitectura y las danzas de máscaras y esculturas de madera que realizan. Pero si por algo son conocidos los Dogones es por el lugar en que habitan, y es que aún hoy puede visitarse sus asentamientos, siendo actualmente estos uno de los principales destinos turísticos de Malí.

Como he dicho, el poblado de los Dogón está muy bien escondido entre las rocas, por lo que no existen caminos a los que acceder de otra manera que no sea a pie. Por ello, y si decides conocer este mágico tesoro africano deberás calzar unas buenas botas, que servirán para proteger los pies de los accidentes del terreno y también de la posible mordedura de las culebras que habitan en la zona. Para dormir, lo mejor será llevarte un saco de dormir y pernoctar a la intemperie, sobre la atenta mirada de las estrellas. Una experiencia diferente, pero también única.

Fotografía de Wikipedia

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