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Cruzar el puente de Brooklyn al atardecer
Nueva York, la ciudad del glamour, el corazón económico mundial. Nueva York. ¿Seguro? ¿No corresponderán esos adjetivos a Manhattan? No olvidemos que el Bronx o Brooklyn también forman parte esta ciudad, y normalmente no reciben los mismos calificativos. El cambio de distritos es muy notable en la gran manzana, y un ejemplo claro se obtiene al cruzar el puente de Brooklyn.
El puente de Brooklyn une los barrios de Manhattan y de Brooklyn. Fue construido entre 1870 y 1883 y, con más de 1800 metros de largo, en el momento de su inauguración era el puente colgante más grande del mundo. Además, hasta 1889 también ostentaba el record de la luz: entre pilas es de 486,3 metros. También fue el primero suspendido mediante cables de acero. Un verdadero símbolo neoyorkino que la mayoría de las personas cruzan en su visita a esta gran ciudad.
Cruzar el puente de Brooklyn es un paseo muy agradable. Verás a decenas de turistas como tú, fácilmente reconocibles; neoyorkinos que van o vienen de trabajar, también reconocibles algunos por sus trajes o distinguidos vestidos; deportistas que van de un extremo a otro corriendo o en bicicleta… un buen lugar para empezar a comprobar los contrastes que puede ofrecer una ciudad como esa.
Posiblemente no sepas donde mirar. A un lado, el puente de Manhattan, mucho más estiloso, compitiendo en glamour con el puente de Brooklyn. A otro, la Estatua de la Libertad en la isla homónima, perfectamente reconocible aún estando a tanta distancia. Si miras al cielo, una estructura metálica impresionante que te hace sentir seguro y que se va iluminando a medida que va cayendo la noche. En el suelo, tablones de madera y un carril bici señalizado. Mires donde mires, coches y más coches intentando llegar a su destino formando largas colas debajo de ti.
Eso sí, intenta no mirar hacia atrás hasta que no vuelvas a Manhattan: cuando el sol se esconde, millones de luces inundan la ciudad de los rascacielos. La noche oscura hace todavía más impresionante una visión indescriptible, una visión que intentas captar para no olvidar jamás. Una estampa que te emociona, que te hace comprobar que Manhattan es precioso visto tanto desde dentro como desde fuera.
Y al terminar de cruzar el puente, una señal en el suelo te da la bienvenida a Brooklyn. Antes de volver, un paseo por el distrito o un chocolate caliente para retomar fuerzas y volver a Manhattan, ahora sí, disfrutando de las vistas.
Primera fotografía de Wikipedia
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