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El corral de comedias de Almagro

Un viaje al origen del teatro en España

Comprar la entrada por Internet, llegar a la sala del teatro correspondiente y sentarse en la butaca impaciente por el comienzo de la obra que se está a punto de ver. Estos tres pasos tan sencillos son los únicos necesarios para ir hoy en día al teatro, una actividad con la que todavía hoy disfrutamos, ya sea un musical –muy de moda en los últimos tiempos- o una versión de un clásico literario.

Y es que el teatro nos lleva haciendo vibrar desde principios del siglo XVI, cuando comenzaron a aparecer los primeros espacios destinados a la realización de obras teatrales. Eran llamados corrales de comedias, unos teatros improvisados en patios internos de casas plebeyas que podrían considerarse como los primeros espacios para este fin en España. Parecidos a los teatros isabelinos de Inglaterra, los corrales de comedias tuvieron un importante papel en parte, también, gracias a los grandes autores españoles de la época, conocida posteriormente como el Siglo de Oro: Lope de Vega, Tirso de Molina, Pedro Calderón de la Barca…

Podría parecer que, tras el tiempo transcurrido, los precarios corrales de comedias están más que desaparecidos. Sin embargo, en Almagro (Ciudad Real) aún se puede visitar uno que, declarado Monumento Nacional en 1955, constituye el único ejemplo de corral de comedias conservado en buen estado del mundo.

Características del corral de comedias de Almagro

El corral de comedias no dejaba de ser antiguamente un espacio en el que podían verse las diferencias sociales de la gente que acudía. En el de Almagro, el corral de comedias está formado por un escenario situado en un patio rodeado de madera de color rojizo –el color almagre, que le da nombre a la localidad-. De dos pisos, un toldo protegía a los espectadores del sol de verano, así como bajo el entarimado había un foso en el que se esperaba la compañía antes de salir a escena.

corral 460x297 El corral de comedias de Almagro

Un ejemplo de las diferencias de clase y de género existentes en la época era que en el corral de comedias los hombres y mujeres no se sentaban nunca juntos. Las mujeres solamente ocupaban la zona conocida como cazuela, situada enfrente del escenario, en la primera planta. Esta separación se hacía extensible incluso a los accesos, independientes del de los hombres.

Asimismo, los niños tenían prohibida la entrada, de la misma manera que los más adinerados (militares o comerciantes) ocupaban los dos laterales mientras que la gente ‘popular’ sólo podía sentarse en  el resto del teatro, que se conocería como Patio de los Mosqueteros. Con el tiempo, la burguesía se opondría a los corrales debido a la poca higiene del lugar y al nacimiento de otros espectáculos más ‘aptos’ para la gente de dinero como la ópera.

Aunque el corral de comedias de Almagro se puede visitar el día que se desee por un precio de 3 euros –las visitas teatralizadas cuestan un euro y medio más-, sin duda no hay mejor marco para conocer esta joya superviviente del Siglo de Oro español que el del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, celebrado durante el mes de julio en la localidad manchega.

Fotografía de Wikipedia

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