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El Coloso de Rodas, un guardián maravilloso

La estatua más descomunal de la Antigüedad

Quienes viajan a Nueva York y visitan la Estatua de la Libertad suelen sentirse sobrecogidos conforme el barco se acerca a la isla. Si esto aún causa impresión en tiempos modernos, imaginad la que debía haber causado en el siglo III aC una estatua de aproximadamente un 70% la altura de esta.

Coloso de Rodas 460x341 El Coloso de Rodas, un guardián maravilloso

Con sus 32 metros de altura (según el historiador Plinio el Viejo), el Coloso de Rodas hacía empequeñecer a todas las demás estatuas. Esta gigantesca mole, situada según las fuentes históricas en el puerto de Rodas, representaba al dios solar Helios, protector de la ciudad, y constaba de un armazón de hierro recubierto con placas de bronce.

La ubicación pretendida en las fuentes históricas (con una pierna a cada lado del puerto, como en la imagen) parece improbable, no sólo porque corría el riesgo de hundirlo sino porque las obras habrían obligado a cerrar el puerto, un lujo que Rodas no se podía permitir. La arqueóloga alemana Ursula Vedder sostiene que es más probable que estuviera situada en la Acrópolis, según parecen indicar los sobredimensionados cimientos de esta.

El hacedor del Coloso fue el escultor Cares de Lindos, discípulo del célebre Lisipo (conocido por sus trabajos para Alejandro Magno), al cual le fue encargada la estatua con motivo de la victoria de los rodos contra una flota invasora en el año 304 aC. La construcción del Coloso requería no sólo una ingente cantidad de materiales, sino también las máquinas y la tecnología para montarla. Según las fuentes, Cares calculó mal el presupuesto y esto le llevó a la bancarrota y al suicidio, por lo que la estatua fue terminada por su conciudadano Laques, en el 292 aC.

Sin embargo, tal espectáculo no duró mucho: en el año 226 dC, 66 años después de su construcción, un gran terremoto derrumbó la estatua, convirtiéndola en la más efímera de las siete maravillas. Sin embargo, permaneció tumbada en el suelo hasta el 654 dC, fecha en la que los musulmanes la desmantelaron después de una incursión en Rodas; como curiosidad un judío de Edesa compró las placas de bronce y dijo haber necesitado 900 camellos para cargarlo. Un final poco digno para el dios del sol; pero como sucedió con el Zeus de Olimpia, ni siquiera los dioses tienen asegurada la inmortalidad…

Imagen representando el Coloso de Rodas, tres veces más alto de lo que era realmente. Autor: Marten van Heemskerck.

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