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Teatro alla Scala de Milán
¡Nos vamos al teatro!
Uno de los símbolos de Milán es el Teatro alla Scala, uno de los teatros de ópera más famosos del mundo. Su construcción fue ordenada por el archiduque Fernando de Austria cuando un incendio destruyó el antiguo Teatro Ducale en 1776. Su nombre se debe a la Iglesia de Santa María alla Scala, ya que fue construido en el lugar que ocupaba antes el templo religioso.
Y si el anterior teatro fue destruido en un incendio, el Teatro alla Scala tampoco ha salido ileso de la historia. En 1943, durante la Segunda Guerra Mundial, los bombardeos dañaron gravemente el teatro, que tres años después sería reconstruido. Pero esta no fue su única renovación: en 2002 también cerró durante dos años por reformas.
Para visitar el Teatro alla Scala tienes dos opciones: visitando el museo o asistiendo a una representación. A pesar de su exterior tan sobrio, recibes una sorpresa al ver su bello interior. El teatro cuenta con una bonita colección de pinturas, trajes y otros elementos relacionados con la ópera. Lo mejor, no obstante, es que la visita incluye el vestíbulo del teatro y algunos palcos, revestidos con terciopelo rojo. Y, como guinda final, una lámpara araña de cristal de bohemia con 383 bombillas. ¡No quiero saber qué supone limpiarla!
No olvides que estás en un lugar histórico, ya que el Teatro della Scala de Milán ha sido el escenario dónde se han estrenado grandes óperas como Otello, de Verdi, o Madame Butterfy, de Puccini.
