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La Torre de Londres, la prisión más lujosa de Inglaterra
¿Una prisión para reyes?
Su nombre remite a novelas y películas históricas, y lleva asociado un tinte tenebroso y fatídico: “A la Torre de Londres” fue, durante muchos años, sinónimo de ser confinado en una de las prisiones mejor vigiladas; pero, eso sí, un cautiverio relativamente cómodo.
La Torre de Londres, oficialmente el Palacio Real y Fortaleza de Su Majestad, es realmente un castillo que consta de varios edificios, aunque el más famoso es la Torre Blanca, que acabó por dar a todo el conjunto su nombre no oficial. Fue erigido a finales del siglo XI por los conquistadores normandos tras la conquista de Londres y, pocos años después, la Torre Blanca empezó a usarse como prisión.
La vigilancia y el hecho de encontrarse en un torreón hacían de esta prisión un lugar muy difícil del que escapar, por lo que la Torre de Londres se convirtió en el lugar perfecto para retener a prisioneros importantes. Al ser un castillo, además, podía albergar a personas de clase alta con la distinción que su estatus merecía: príncipes y nobles enemigos o caídos en desgracia a los que no se podía tratar como vulgares criminales. Isabel I (hija de Ana Bolena, caída en desgracia) o el príncipe galés Gruffydd ap Llewellyn (que había desafiado al poder de Inglaterra) fueron algunos de los grandes personajes retenidos en la prisión más lujosa de Inglaterra.
Sin embargo, no sólo ha sido utilizada como prisión. A lo largo de su historia la Torre de Londres ha servido además como armería, casa de fieras, tesorería, edificio de registros públicos y como sede de instituciones como la Casa de la Moneda y las Joyas de la Corona del Reino Unido. Sin embargo, su nombre ha permanecido para siempre asociado al de una jaula de barrotes de oro.
Actualmente se trata de uno de los edificios históricos más importantes y visitados de Londres. En 1988 la UNESCO la declaró Patrimonio de la Humanidad por su buen estado de mantenimiento, que corre a cargo de los Palacios Reales Históricos del Reino Unido. Armerías, torreones (20 en total), patios y estancias donde aún resuenan los ecos de la historia, de traiciones y conspiraciones, de desesperación e ilusión de salir de ellas algún día.
Fotografía de Stephan Brunker en la Wikipedia.
