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Vive el fin de año en Times Square
Ya estamos con un pie dentro del 2011. Es el momento de plantearse un sinfín de buenos propósitos que acabarán por no cumplirse. El momento de hacer balance de lo vivido y planear lo que falta por venir, no sin antes celebrar el último gran evento del año. Todo el mundo prepara la entrada al nuevo año, cada uno a su manera y con sus costumbres, pero no podemos obviar que uno de los festejos con más repercusión a nivel mundial es el llevado a cabo en Times Square, en pleno corazón de Nueva York.
Tradición centenaria
Esperar a que baje la famosa bola en Times Square es un rito que ya cuenta con más de un siglo de vida. La caída de la bola marca la cuenta atrás para despedir a un año y recibir uno nuevo. Centenares de personas se congregan alrededor esperando el momento en uno de los encuentros más multitudinarios actualmente.
La bola se eleva a las 18.00, cuando empieza la fiesta en el escenario instalado en Times Square. Cada año hay actuaciones que van haciendo la espera del gran momento un poco más amena. Sin embargo, es mejor que llegues con mucha antelación y cojas un buen sitio, ya que a medida que va llegando la gente la policía va vallando las cuadras. El espectáculo está muy centrado a la televisión, por lo que aquellos que están en las primeras filas tienen abundante cotillón y participación. Aquellos más rezagados difícilmente verán el escenario.
La última hora previa a la media noche es la más intensa, y la cuenta atrás comienza un minuto antes del año nuevo. Una vez que la bola llega hasta abajo, los fuegos artificiales brillan en el cielo mientras gran cantidad de confeti es lanzando desde lo más alto de los edificios colindantes. El año pasado cayó en Times Square más de una tonelada de estos pequeños papeles de colores.
A pesar de que la espera sea larga, y posiblemente después de combatir con unas condiciones climatológicas adversas, a los pocos minutos de dar comienzo al año nuevo Times Square se queda rápidamente desalojada. La fiesta continúa en otros puntos de la ciudad, pero la experiencia de haber vivido la entrada del año en el centro de Nueva York habrá sido irrepetible.
