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La Via de los Foros de Roma

El corazón de la Roma antigua

La Via dei Fori Imperiali, es decir de los Foros Imperiales, conecta el Coliseo de Roma con la colina del Campidoglio. Este es uno de los pocos lugares que se ha conservado de la antigua Roma y, aunque ahora convertida en una capa de asfalto por la que el tráfico campa incesantemente, está bordeada aún por lo que queda de la Roma antigua.

Foro romano 460x306 La Via de los Foros de Roma

El Coliseo, punto de partida de esta avenida, es seguramente el símbolo más conocido de Roma. Empezado a construir entre los años 70 y 72 dC por orden del emperador Vespasiano, y completado por su hijo Tito en el 80 dC, fue uno de los mayores proyectos de la Roma imperial: su inauguración duró 100 días y por su arena pasaron gladiadores, fieras e incluso naves de guerra. Hoy en día su estado de conservación es muy precario, pero sigue atrayendo a millones de visitantes de todo el mundo.

Avanzando por la avenida, a la izquierda se extienden las ruinas del antiguo foro romano. Alrededor de esta zona, situada a los pies de la colina del Palatino, se desarrolló la ciudad antigua (y, pese al nombre de la vía, es anterior a la época imperial). En el foro tenían lugar muchos de los asuntos importantes como los negocios, el culto religioso o la administración de justicia; y allí se encuentran también algunos de los edificios más viejos de Roma, como el Templo de Rómulo y el de Cástor y Pólux.

Flanqueando la avenida de los foros están las estatuas en bronce de algunos de los grandes emperadores romanos: Julio César (que, aunque no ostentó el título de emperador, a efectos prácticos gozó de un poder igual), Augusto o Nerva miran a los transeúntes desde sus severos rostros y siguen imponiendo respeto en algunos, mientras que otros se hacen fotos con sus estatuas. Cuando el antiguo foro termina, deja paso a los foros más nuevos de la época imperial, a mano derecha. Al fondo se encuentra la columna de Trajano, erigida por el emperador para conmemorar su victoria frente a los dacios (habitantes de la actual Rumanía).

Desde el Coliseo se puede tomar otro camino, bordeando el foro romano por su lado oriental. Así se pasa junto al gigantesco Arco de Constantino, que conmemora la victoria del emperador en la batalla del puente Milvio; y se llega finalmente a lo que fue el Circo Máximo, dedicado a las carreras de cuadrigas y otros espectáculos populares, actualmente un parque algo dejado.

Pese al paso del tiempo y la modernidad que las rodea, las ruinas de la Roma antigua siguen siendo el corazón de la ciudad eterna.

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