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Un paisaje dulce: Las Colinas de Chocolate

Montañas y montañas de “chocolate” en Filipinas

Es el sueño de muchos y la realidad de pocos: unos pocos que visitan uno de los paisajes más asombrosos del planeta. Situado en Filipinas, el paraje que hoy presento podría estar catalogado como uno de los más singulares del mundo, o quizás uno de los más dulces… Su aspecto nos invita a sumergirnos en un rincón donde la naturaleza perfila unas peculiares montañas que, si de verdad fueran lo que parecen, constituirían el refugio de los irremediablemente adictos al chocolate.

Se llaman Colinas de Chocolate y su nombre ya nos sugiere una estampa que si por algo nos va a gustar es por el parecido razonable de estos promontorios con bombones o delicias recubiertas enteramente de este dulce manjar. Las Chocolate Hills o Colinas de Chocolate son, sin lugar a dudas, el mayor atractivo de la isla filipina Bohol, una sucesión de formaciones geológicas que en un primer momento parecerían obra del ser humano.

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Pero las Colinas de Chocolate son sólo formaciones geológicas que, con formas casi totalmente cónicas, dibujan un paisaje único compuesto por aproximadamente 1268 montañitas casi idénticas. Son del mismo tamaño (alcanzan los 120 metros de altura) y se reparten por una superficie de más de 50 kilómetros cuadrados.

Visualmente, las Colinas de Chocolate no dejan espacio para la duda. Sobre todo, cuando durante la estación seca en Filipinas no hay suficientes precipitaciones y la hierba que recubre las colinas se seca. Es entonces, especialmente, cuando las montañas cambian su color por un marrón que recuerda al del chocolate. El cromatismo, unido a sus formas cónicas, hacen parecer estas colinas bocaditos de chocolate a los que nadie (¿o es que hay acaso alguien a quién no le guste el chocolate?) se podría resistir.

A la isla Bohol se llega en una hora y media en avión desde Manila. Mucha gente las visita y, de hecho, son tan importantes para el país que incluso aparecen en la bandera y sello provinciales (además, están propuestas para pasar a ser otro atractivo más declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO). ¿Lo mejor? Que como todo lugar fascinante, las Colinas de Chocolate también cuentan con su propia leyenda. Ésta explica que las montañas son lágrimas secas de un gigante llamado Arogo, que lloró la muerte de su amada. Yo, sin duda, me quedo con la sensación de querer pegarles un bocado desde la lejanía icon smile Un paisaje dulce: Las Colinas de Chocolate

Fotografía de Wikipedia

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