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Top of the Rock, en Nueva York

Es imposible que la vista te alcance a ver esos edificios enteros. Desde la puerta, es inútil estirar el cuello para intentar divisar el último piso. Desde lejos podrás ver la cima, pero la base estará tapada por otras construcciones. Manhattan, en Nueva York, es el perfecto ejemplo de una ciudad con rascacielos, y es uno de los principales atractivos para todos sus visitantes.

Hay muchas cosas que uno debe hacer cuando visita Nueva York, y una de las que yo considero indispensables es subir a uno de los rascacielos para poder apreciar la ciudad sin barreras. Los más famosos son el Empire State Building y el Rockefeller, y dado que éste último acostumbra a tener menos colas fue mi elección. El mirador recibe el nombre de Top of the Rock, y la entrada ronda los 17 dólares. Sin embargo, al pasear por la zona puede que, como a mí, alguna chica te reparte algún vale de descuento y te salga un poco más económico. Además, puedes optar por comprar la entrada por Internet desde casa, aunque de esa manera te arriesgas a que el día escogido este nublado o incluso llueva.

rock 460x345 Top of the Rock, en Nueva York

Has de tener en cuenta que al comprar la entrada no subes directamente: las entradas van por turnos, de manera que puedes comprarla a las 8.00 y subir a las 8.45. Has de entrar al edificio siguiendo la señalización que indica Top of the Rock, y después de una revisión de mochilas, estarás listo para ascender a lo alto.

Tan sólo el ascensor ya es toda una experiencia. Llegarás hasta lo más alto en muy pocos segundos en un cubículo con techo de cristal en el que se proyecta un video que repasa la historia de la ciudad y, además, hace que te olvides de la velocidad a la que estás ascendiendo. Al terminar el trayecto llegas a una sala expositora en la que te hacen una fotografía delante de un croma que luego puedes decidir comprar o no y, finalmente, llegas al mirador.

Cualquier momento del día es bueno para subir al Top of the Rock. De día, para disfrutar de la luz natural de Manhattan y ver la ciudad de manera más clara. Al atardecer, el momento clave: el cielo va adquiriendo tonos naranjas hasta que se funde en la oscuridad. Al anochecer, cuando la ciudad entra en todo su esplendor y se viste con sus mejores galas. Sea como sea te dejará sin aliento.

Has de tener en cuenta que en lo alto del Top of the Rock sopla mucho el viento y posiblemente tengas mucho frío. Más vale ir abrigado, aunque es una experiencia que ni el frío puede estropearte.

Uno de los puntos fuertes de este mirador es que el famoso Empire State Building está justo delante, por lo que podrás verlo perfectamente. Además, se aprecian otros lugares como Times Square, resplandeciente en plena noche, o el puente de Nueva York con sus decenas de bombillas.

El Top of the Rock cuenta con tres terrazas o miradores diferentes, y la inercia te empuja a querer fotografiar todo desde el primer momento. Sin embargo, desde aquí te recomiendo que te reserves hasta llegar a la tercera terraza ya que es la única que no tiene paneles de vidrio delante.

Fotografía de Antonio CE en Flickr

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