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Timbuktu, la prosperidad que floreció en el desierto

Timbuktu (conocida en francés como Tombouctou), situada en el extremo suroeste del desierto del Sahara, cerca del río Níger. Esta ciudad fue durante la Edad Media una de las más importantes del continente africano, como uno de los nudos de las rutas comerciales que atravesaban el Sahara, hasta Marruecos, Egipto y Etiopía. Formó parte de varios imperios y creció gracias a la prosperidad que le proporcionaba el comercio; gracias a eso se fundó una universidad en ella y llegó a ser considerada, en su momento, como el centro de la cultura de África.

Timbuktu Timbuktu, la prosperidad que floreció en el desierto

Precisamente es este conocimiento el que da forma a la imagen más característica de Timbuktu: la madraza (mezquita-universidad) de Djinguereber, la cual destaca por su aspecto intrínsecamente africano, que la diferencia de la mayoría de estas construcciones y constituye una de las madrazas más curiosas a nivel arquitectónico. Los troncos que emergen de sus paredes le dan un aspecto erizado, y sus escasas y pequeñas ventanas, una sensación de misterio y reclusión.

Varios de los edificios de la ciudad antigua forman parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO, por su importancia como centro educativo y religioso y por el uso de técnicas tradicionales de construcción. Gracias a ello Timbuktu sigue recibiendo ingresos del turismo, a pesar de que ha disminuido a causa de su cercanía a zonas del desierto donde operan células terroristas. A ello se une su decadencia desde la época colonial y el hecho de formar parte de uno de los países más pobres de África, Mali.

Timbuktu es ahora tan sólo una sombra de lo que fue en su época dorada, pero como suele pasar con las ciudades cuyo nombre ha sido legendario, aún resuenan ecos de grandeza en sus polvorientas calles.

Fotografía de Senani P. en la Wikipedia.

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