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Sinagoga Judía de Budapest, la segunda más grande del mundo

Los episodios oscuros de la historia suelen ser recordados, conmemorados con distintos monumentos para tenerlos presentes con respeto e intentar que no vuelvan a sucederse de nuevo. Ya pudimos comprobar con los zapatos del Danubio que Budapest es una de esas ciudades en las que podemos encontrar homenajes a los judíos asesinados durante la II Guerra Mundial. Hoy volvemos a presentar un monumento muy especial conmemorativo del mismo hecho.

edificio1 460x345 Sinagoga Judía de Budapest, la segunda más grande del mundo

En Budapest encontramos la Sinagoga Judía, la segunda más grande del mundo tan sólo superada por la de Jerusalén. ¿Sus medidas? 53 metros de largo y 26 de ancho. En cuanto a capacidad se refiere, tiene asientos para acoger a 2.964 personas en su interior. Fue levantada entre 1854 y 1859 bajo las directrices del arquitecto Ludwig Forster. Con un estilo mayormente morisco, es uno de los edificios más reconocidos de la capital húngara.

Durante los años de la II Guerra Mundial, los alrededores de la Sinagoga Judía se convirtieron en un gueto para este colectivo y después en un campo de concentración. Más de 2.000 judíos murieron y muchos de ellos fueron enterrados en el cementerio de la sinagoga. Hoy en día todavía lo puedes ver en tu visita al edificio.

arbol2 150x150 Sinagoga Judía de Budapest, la segunda más grande del mundoNo obstante, hay un monumento en el jardín de la Sinagoga Judía de Budapest que sobresale por encima de todos: el árbol de la vida. En el Parque del Memorial, detrás del edificio, encontramos un sauce llorón forjado en metal con un detalle muy especial; de cada rama cuelgan centenares de hojas con el nombre de los judíos que fallecieron durante el holocausto. Fue levantado en 1991 y sin duda se trata de una manera muy emotiva de conmemoran a las víctimas.

Bajo las ramas del árbol de la vida de la Sinagoga Judía de Budapest podemos encontrar pequeñas piedrecitas, y es que recordemos que es así como los judíos simbolizan el respeto por sus fallecidos y dejan patente que visitaron la tumba.

Al contrario que el edificio de la Sinagoga Judía, que para poder entrar hace falta pagar entrada, el patio y el árbol de la vida es de entrada libre. Por tanto, no tienes excusa para no pasarte y dejarte asombrar por la gran cantidad de nombres grabados en sus hojas metálicas.

Fotografía 1 y 2  - Flickr

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