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Siente la fuerza del mar en San Juan de Gaztelugatxe

Sentir la brisa marina en la cara y escuchar el aleteo de las gaviotas al mismo tiempo que las olas del mar chocan contra las rocas. Ésta es la sensación que explica todo aquél que visita San Juan de Gaztelugatxe, un pequeño rincón de paz en la costa vizcaína. Se trata de un islote que, perteneciente a la localidad vasca de Bermeo, está unido al continente por un puente de dos arcos. Aunque es Gaztelugatxe su nombre oficial, se le conoce popularmente como San Juan de Gaztelugatxe debido a que la ermita ubicada en el islote está dedicada a San Juan.

gazte11 460x308 Siente la fuerza del mar en San Juan de Gaztelugatxe

La riqueza de San Juan de Gaztelugatxe no reside únicamente en su paisaje. Junto con la isla vecina de Aqueche forma un biotopo protegido, es decir, un área de condiciones ambientales uniformes que provee espacio vital a un conjunto de flora y fauna. Esta zona se extiende, además, hasta el cabo Machichaco, en el golfo de Vizcaya. La diversidad del enclave lo hace único, aunque su ubicación por sí sola es motivo suficiente para acudir a él. Para visitarlo, cualquier momento de primavera u otoño es bueno; en verano la acumulación de turistas puede deslucir la belleza del lugar.

San Juan de Gaztelugatxe es la muestra perfecta de cómo el mar puede crear un enclave perfecto. La erosión de sus olas en las rocas modela un islote en el que se descubren túneles y pequeñas cuevas secretas. Coronando el lugar encontramos la ermita consagrada a San Juan, el punto más alto del islote y desde el que hacer una fotografía se convierte en una auténtica gozada. Justo al lado de la ermita existe un diminuto refugio que, además de proteger del viento, permite observar el anidar de las aves desde este precioso punto vizcaíno.  

¡Ponte en forma!

Sus vistas y su singularidad como uno de los islotes de la zona más hermosos lo caracterizan. Sin embargo, el  acceso a San Juan de Gaztelugatxe es, sin duda, uno de los aspectos que más influyen en la fama del lugar. Y es que para llegar al islote y más concretamente a su ermita deberás caminar por un estrecho puente de roca y, lo más duro, ascender 237 escalones, aunque hay versiones que afirman que son aún unos pocos más. Aunque el cansancio aparecerá a partir de mitad de camino, el esfuerzo valdrá la pena: ¡No te rindas y sube hasta el último escalón!

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Leyendas de Gaztelugatxe

Cuenta la tradición que en este lugar las mujeres de los pescadores acudían para rezar y pedir así que sus maridos regresaran sanos y salvos del mar. Sin embargo, ésta no era la única misión con la que subía la gente a San Juan de Gaztelugatxe. La leyenda explica, y aún hoy en día se sigue haciendo, que, a aquellos que tocaran trece veces la campana de la ermita para pedir un deseo, éste les sería concedido.

También hay una creencia popular que asegura que si una mujer con problemas de fertilidad acude al lugar el Santo se los solventará. Por último, la tradición cuenta que San Juan Bautista bajó a San Juan de Gaztelugatxe dejando marcadas en la roca sus huellas en cuatro puntos de Bermeo. De esta leyenda se extrae el significado a los huecos de las escaleras, según los originarios de la localidad, huellas de San Juan. Éstas tendrían poderes curativos y para beneficiarse de ellos habría que meter los pies en dichos agujeros.  

Fotografía 1 de Wikipedia

Fotografía 2 de Wikipedia

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