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Se cumplen 100 años de la llegada al Polo Sur

Exploradores, científicos y turistas en el continente de hielo

Este 14 de diciembre se cumplían 100 años de uno de los grandes hitos de la historia de la exploración: en esta misma fecha, en el año 1911, el noruego Roald Amundsen se convertía en el primer hombre en alcanzar el Polo Sur, una de las últimas fronteras que quedaban por alcanzar.

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Amundsen fue el primero en lograr semejante hito, pero otros ya lo habían intentado antes: todos habían fracasado; algunos de ellos habían pagado el precio más alto, sus propias vidas (entre ellos el llamado rival de Amundsen, Robert Falton Scott, que llegó al Polo Sur 34 días más tarde y cuya expedición no sobrevivió al camino de vuelta). La historia de la “conquista” del confín austral del planeta está bañada en lágrimas.

Digo conquista entre comillas porque, en virtud del Tratado Antártico de 1959, este continente no puede ser reclamado territorialmente por ningún país: es una tierra consagrada a la naturaleza y a la investigación, y las únicas construcciones permitidas son las bases científicas (ha habido entre 60 y 70 bases pertenecientes a 30 países distintos), que desarrollan en su mayoría investigaciones sobre el cambio climático.

Pero junto a esta actividad científica se está desarrollando una industria turística, aunque sin base en el continente: los cruceros por aguas antárticas. Estos suelen partir de la localidad argentina de Ushuaia, el núcleo de población situado más al sur del planeta; y duran alrededor de 2 semanas. Se pueden hacer en enormes rompehielos y en barcos más pequeños, y cualquiera de las dos opciones es un lujo: los precios más baratos rondan entre los 3.000 y los 4.000 euros.

Quienes han tenido la oportunidad de disfrutar de un crucero a la Antártida aseguran que es una experiencia inolvidable e incomparable. Los viajeros tienen la oportunidad de adentrarse en un mundo sobrecogedor, de ver grandes colonias de pingüinos, focas y ballenas, e incluso de bañarse en una franja de mar donde un volcán submarino calienta el agua. En la primavera austral, que empieza en diciembre, las temperaturas rondan los 0 ºC, una auténtica maravilla para el lugar más frío del mundo. Ya sea en sentido literal o figurado, la Antártida te dejará, y perdón por el chiste malo, helado.

Fotografía de Andrew Mandemaker en la Wikipedia.

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