Stories

Sahara, el más grande de los desiertos

Los árabes lo llamaron as-sahrâ’ al-kubra, “el más grande de los desiertos”, y ya antes, los tuareg lo conocían con un nombre no muy amable: Ténéré, “la tierra yerma”. Descrito con estas palabras no parece un lugar muy acogedor, pero, a pesar de ser una de las zonas más extremas del mundo, el desierto del Sahara desprende una belleza y una sensación de estar vivo incomparables; posee una magia cautivadora que atrapa para siempre el alma de quienes lo visitan. Es un mundo donde las arenas del tiempo se detienen y se convierten en un mar de eternidad; es verdaderamente, el más grande de los desiertos.

Sahara 460x344 Sahara, el más grande de los desiertos

El desierto del Sahara, con una superficie de más de 9 millones de kilómetros cuadrados, es el desierto cálido más grande del mundo y ocupa la mayoría del norte de África, desde las costas del Mar Rojo hasta el litoral atlántico. Pero igual que un espejismo que aparece y desaparece en el horizonte, el Sahara no todo es lo que parece. Detrás del nombre de “la tierra yerma” encontramos uno de los grandes tesoros ecológicos del planeta. Una tierra prístina de paisajes que quitan el aliento, donde la vida se abre paso en condiciones durísimas. Las diferentes condiciones climáticas, geográficas y ecológicas propician una variedad de paisajes que van desde la imagen típica de los mares de dunas hasta las inmensas extensiones planas de la hamada (desierto de grava) y el discreto tapiz verde de la estepa a medida que nos acercamos a las zonas litorales y meridionales.

A pesar de ser una de las zonas más inhóspitas del planeta, los habitantes del desierto han aprendido los secretos de esta “tierra yerma”. Desde hace milenios, muchos pueblos han atravesado el Sahara, estableciéndose o viviendo como nómadas. Sobre las arenas del tiempo, han construido culturas y civilizaciones que han dejado su huella en la historia. Ahora el viento sigue soplando, como hace tantos años, borrando las huellas de los dromedarios que avanzan bajo la luz dorada del atardecer. El tiempo se detiene, como si la arena que levanta el viento se escapase de un reloj de arena roto. Mientras el sol se pone, desde lo alto de las dunas se puede vislumbrar un horizonte infinito, una tierra congelada en el tiempo, como un mar que se extiende hasta la eternidad. Este es as-sahrâ’ al-kubra, el más grande de los desiertos.

Si quieres puedes seguir a ReservasdeCoches.com Google+ o a Frenchy, uno de los administradores de este blog de viajes y destinos.

Deja tu comentario