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Puigcerdà, un oasis natural en el Pirineo de Girona

¡Naturaleza en estado puro!

¿Qué sería de nosotros sin esos rincones de montaña que nos oxigenan y nos dan alas para seguir afrontando la rutina diaria y los problemas que de ella se derivan? Aire puro que nos aporta vida y mece unos paisajes de montaña que, aunque parecen sacados de los mismísimos Alpes, se encuentran próximos a una gran capital como es Barcelona.

Y es que no resulta aventurado afirmar que la localidad gerundense de Puigcerdà constituye un verdadero paraíso natural donde no sólo descansar o huir del estrés de la urbe, sino también descubrir un estilo de vida, una gente, una cultura y una gastronomía que conjugan de tal forma que convierten al municipio en uno de los más atractivos de Cataluña.

Fuera de las fronteras catalanas, Puigcerdà no es un pueblecito muy conocido al tratarse de una villa bastante escondida y no muy famosa por las actividades que en ella se pueden desarrollar, como sí ocurre con otras localidades del Pirineo. No obstante, para los residentes en la comunidad, la pequeña y coqueta Puigcerdà representa ese lugar que, al menos una vez en la vida (al año, para muchos) se debería visitar.

puigcerda1 460x306 Puigcerdà, un oasis natural en el Pirineo de Girona

Puigcerdà está ubicado en la ribera del río Segre, a unos 1200 metros sobre el nivel del mar e inmerso en del Pirineo gerundense, muy cerca de la frontera con Francia. Fundada en el año 1178 por Alfonso II de Aragón, es la capital de la comarca de la Cerdanya y en ella, destaca el enorme lago artificial construido en 1310 y concebido como la fuente desde donde se extraería el agua necesaria para regar las tierras de la región.

Altas montañas que en invierno se tiñen temporalmente de blanco rodean esta villa que dispone de unas cuantas estaciones de esquí bastante próximas (La Molina y Masella, por ejemplo). La diversidad y hermosura de los paisajes que la rodean hacen que Puigcerdà sea un extraordinario punto de partida para la realización de excursiones y senderismo. Pero no deberemos quedarnos sin adentrarnos en sus recogidas calles y plazas, donde se organizan mercados y ferias artesanales tan pintorescas como el entorno donde se emplazan. Una delicia para los sentidos a la que se podrá llegar desde Barcelona en unas dos horas de trayecto. ¡Vale la pena!

Fotografía de Flickr

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