Stories

Palacio de Diocleciano en Split

Si bien Dubrovnik suele ser considerada la joya de Croacia, Split no le va a la zaga. La ciudad portuaria fue construida sobre las ruinas de la villa romana de Spalatum, arrasada a mediados del siglo VII por las invasiones bárbaras. Todo lo que queda ahora de ella son las ruinas del palacio del emperador romano Diocleciano, en el interior de cuyas murallas se refugiaron los habitantes de la ciudad. Y en el interior de esas murallas se desarrolló la nueva ciudad de Split, lo que ahora es el casco viejo de la ciudad.

El Palacio fue construido entre los años 293 y 305 DC, fecha en la que el emperador Diocleciano se retiró de la política tras recuperarse de una grave enfermedad (convirtiéndose así en el primer emperador romano que renunciaba al poder voluntariamente). El César había proyectado este palacio como su residencia de retiro pues se encontraba cerca de su ciudad natal, Dioclea, y sus expectativas se vieron colmadas. Cuenta una anécdota que, pocos años después, un grupo de senadores fue a buscarle para pedirle que volviera a Roma para ayudar al imperio frente a los crecientes problemas políticos; y Diocleciano, mostrándoles el jardín que él mismo había creado, les dijo que a aquel lugar tampoco podía abandonarlo. Sin duda, por su magnífico enclavamiento tuvo que ser el retiro soñado para cualquier romano.

Split Palacio Diocleciano 460x306 Palacio de Diocleciano en Split

Del antiguo palacio no queda ahora apenas nada: los cimientos, que se pueden visitar (aunque no hay mucho que ver allí); las ruinas de la plaza contigua, ahora morada de los gatos callejeros; la antigua capilla, más tarde convertida en iglesia; el alto campanario, construido más tarde y que ofrece fantásticas vistas sobre la ciudad; el Templo de Júpiter, que alberga una estatua del dios romano; las dos puertas principales (llamadas la Puerta de Oro y la Puerta de Plata); y poco más aparte de ruinas de cimientos romanos aquí y allá.

Las tiendas y agencias de tours pueblan ahora el núcleo histórico de Split. Sin embargo, verlo todo te llevará bastante rato pues los lugares están algo separados entre sí y las calles son algo anárquicas. Es mejor tomárselo con calma y disfrutar del paseo (y, si te gustan los gatos, disfrutar con ellos de un rato de descanso en la plaza junto al campanario). Si aciertas la hora del “cambio de guardia” incluso puede que veas a dos soldados romanos montando guardia en la entrada del palacio… o tratando de ligar con las guías turísticas: así claro que cayó el imperio, si no estaban por la labor…

Si quieres puedes seguir a ReservasdeCoches.com Google+ o a Frenchy, uno de los administradores de este blog de viajes y destinos.

Deja tu comentario