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Las mejores uvas, las de Vinalopó

Las uvas más populares del país, las de Vinalopó, reconocidas como Denominación de Origen, siendo las únicas uvas embolsadas que cuentan con esta distinción. Y es que para doce uvas que nos comemos al año –al final acaban siendo siempre más y, de hecho, se recomienda su ingesta por las propiedades que reúnen-, merece la pena no arriesgarse y apostar por las que dicen son las mejores uvas del país.

Las uvas de Vinalopó se caracterizan por su proceso de maduración, que las hace únicas por el resultado final obtenido. Y es que las uvas de Vinalopó se diferencian de la mayoría por estar protegidas durante su crecimiento por una especie de bolsa de papel que ayuda a cuidar y resguardar los granos de los racimos.

uvasvinalopo Las mejores uvas, las de Vinalopó

Tierra alicantina

Este resguardo no se debe, no obstante, al constante mal tiempo de la zona de cultivo, pues precisamente las uvas de Vinalopó crecen en un enclave idóneo para el cultivo de uvas. De hecho, si se llaman uvas de Vinalopó es porque éstas maduran en el valle del Vinalopó, un territorio entre el mar y la sierra alicantina. Son concretamente siete poblaciones de este valle las que cuentan con cultivos de uva, siete pueblos en los que impera un suave microclima durante todo el año con temperaturas que no suelen llegar a extremos que pueden perjudicar la calidad de la tierra.

Es de destacar que una de las variedades de las uvas de Vinalopó –la Aledo- tiene una maduración tardía y, por ello, es la que se recoge a finales de año y se reparte por toda España. Son más de dos millones de kilos de esta uva los que llegan a los mercados, eso sí, sin la tradicional bolsa que cuida de su maduración y la hace tan especial.

Las uvas de Vinalopó tienen su origen en los primeros años del pasado siglo, cuando una plaga asoló las cepas de esta región alicantina. Así, un vecino decidió cubrirlas con una bolsa de papel para que en caso de repetirse dicha plaga pudieran estar algo más resguardadas. Y de ahí que hoy en día aún se proteja la uva con una bolsa que permite tamizar la exposición al sol del racimo y, a la vez, posibilitar el desarrollo de una piel más fina al no tener que afrontarse a las inclemencias meteorológicas (viento, sol o lluvia).

En dos semanas todos llenaremos nuestras mesas de uvas e intentaremos no descontarnos para repartir entre todos los comensales doce granos para cada uno. Obviamente, que sean uvas de Vinalopó o no ya depende del que las compre, pues al fin y al cabo nadie busca la excelencia en una fruta que si por algo tomamos es más por tradición que por otra cosa. Eso sí, si se quiere comer una buena uva, ésta es la idónea.

Fotografía de la página oficial de uvas de Vinalopó

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