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Los tesoros de la Basílica de San Marcos

¿Qué maravillas guarda el edificio más famoso de Venecia?

Si pensamos en Venecia, seguramente el primer edificio que nos viene a la cabeza es la Basílica de San Marcos. Este impresionante templo está considerado la obra maestra de la influencia bizantina en la Europa occidental. Situado en el corazón de la plaza homónima, constituye el corazón de esta mágica ciudad junto con el Campanille y el Palazzo Ducale.

Esta preciosa basílica es la mayor maravilla arquitectónica de Venecia y una de las más impresionantes de toda la región del Véneto: su preciosa fachada y su rico interior no dejan indiferente a nadie. Se forman largas colas para entrar, máxime cuando la entrada es gratuita, por lo que conviene ir a primera hora (abren a las 10); además, si madrugas un poco y llegas a la plaza antes de las 9, podrás admirarla en toda su extensión sin que esta se vea llena de turistas.

Basílica de San Marcos 460x306 Los tesoros de la Basílica de San Marcos

La Basílica de San Marcos es una de las más impresionantes de Europa. Se construyó a mediados del siglo XI para albergar el cuerpo de San Marcos, traído dos siglos antes desde Alejandría. A lo largo de los siglos siguientes, se siguió ampliando gracias en parte a una ley de la República de Venecia que establecía un tributo para los mercaderes: cuando hacían buenos negocios, debían hacer un regalo para la basílica. Es por eso que ahora San Marcos luce la profusión de objetos tan diversos que presente, entre los cuales hay dos que destacan en particular.

El primero es la estatua de bronce que representa los cuatro caballos de San Marcos. Sus orígenes se remontan a la Antigüedad y, aunque de manera incierta, su creación ha sido atribuida al escultor griego Lisipo, retratista oficial de Alejandro Magno, con lo cual datarían del siglo IV a.C. Fueron hallados en 1204 en el Hipódromo de Constantinopla, tras la toma de la ciudad por los cruzados; se enviaron entonces a Venecia para ser expuestos en la fachada de la Basílica de San Marcos. Napoleón se los llevó como trofeo de guerra, pero volvieron a la ciudad tras la derrota del emperador francés. Finalmente, en 1980 se sustituyeron por réplicas para evitar su degradación; el original se encuentra ahora en el interior de la Basílica.

El otro objeto es un retablo fabricado con oro y joyas, llamado la Pala d’Oro. Contiene nada menos que 1.927 piedras preciosas rodeadas de un marco de oro, convirtiéndola en la más elaborada obra de la orfebrería bizantina. En ella se ilustra la historia de San Marcos, junto con otras imágenes bíblicas, y en un primer momento constaba de dos retablos separados que fueron unidos a posteriori: el tercio superior del retablo procede, igual que los caballos de San Marcos, del saqueo de Constantinopla en la Cuarta Cruzada.

El interior de la Basílica contiene muchos más detalles, tantos que no se pueden ver con una visita rápida, así que tómate el tiempo necesario para admirarlos. Por muchos templos que hayas visto, San Marcos seguro que te sorprenderá.

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