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‘Los Raqueros’ en Santander

Quizás uno no conoce su existencia cuando visita la ciudad, pero una vez la encuentra, resulta difícil olvidarla. Y es que son estos pequeños detalles los que, una vez pasado el tiempo, uno sigue recordando. Una simple escultura, aunque no tan simple, pues ella encierra una historia de la ciudad y de su gente, un pasado que no tiene por qué ser olvidado a pesar de los años transcurridos.

La escultura recibe el nombre de ‘Los Raqueros’ y la podemos encontrar en la ciudad cántabra de Santander.  Ciertamente, no forma parte de las principales atracciones de la localidad, aunque igual de cierto es que nadie se resiste a hacerse una foto con ella.

Y es que, además, su situación permite que cualquier turista que esté de paseo por la ciudad pueda encontrarla fácilmente. Muy cerca del puerto deportivo, hallarás ‘Los Raqueros’ entre el Palacete del Embarcadero y el Club Naútico de Santander.

A primera vista, lo que uno puede pensar es que se trata de un monumento peculiar en el muelle que poco trasfondo puede tener. Y es que  en Santander, como ciudad portuaria y abierta al mar, que unas personas estén asomadas a éste no llama especialmente la atención. Sin embargo, cuando uno se va acercando se da cuenta de que, en primer lugar, no son unas personas cualesquiera, pues son niños de corta edad, y que por otro lado, el realismo de las estatuas es más que evidente.

Raqueros 460x345 Los Raqueros en Santander

Una historia hecha escultura

‘Los Raqueros’, es un grupo escultórico creado en 2007 que retrata 4 niños en diferentes posturas. Mientras que uno está de pie, otros dos permanecen sentados en el muelle y, el cuarto, está justamente lanzándose al mar. Junto a las estatuas, una placa conmemorativa explica el porqué de la obra.

Y es que ‘Los Raqueros’ representan unos personajes típicos santanderinos,  denominados  precisamente así, raqueros. Éstos antiguamente eran niños pobres o sin hogar que subsistían recogiendo las monedas que presuntamente arrojaban los turistas al mar.

A finales del siglo XIX y principios del XX lo que empezó siendo un ejercicio de pura necesidad se transformó en un espectáculo que solía agrupar a personas formando corrillos en torno a ellos para verlo. De bronce, su realismo conmueve a cualquiera que se acerque y, pese a no tener la fama de otros monumentos de la ciudad, constituye un gran punto de interés en la marítima Santander.

Fotografía de Wikipedia

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