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Las islas Frisias, un remanso de paz

Se suele asociar Holanda con los campos de tulipanes, Alemania con grandes praderas y Dinamarca con el frío. Sin embargo, estos tres países comparten una cadena de lugares que no encajan con ninguna de las descripciones anteriores: las islas Frisias.

Frisian Islands 460x345 Las islas Frisias, un remanso de paz

Este conjunto de 38 islas se extiende a lo largo de la costa de Holanda, Alemania y Dinamarca. Formadas principalmente de arena y rocas de arcilla, constituyen un ecosistema muy peculiar en la costa noroccidental de Europa. Aproximadamente la mitad de ellas están habitadas, y son el tipo de lugar al que uno iría para apartarse del mundo: grandes extensiones de dunas y playa, con el sonido del mar y las aves como alternativa a los ruidos de la ciudad.

Las islas Frisias son principalmente un lugar de evasión para los habitantes del continente, que acuden a ellas para disfrutar de sus maravillosas playas y la tranquilidad que brindan. Sus pocos habitantes viven del turismo y de la ganadería. Aun así, vivir en las islas Frisias conlleva sus inconvenientes. Su faz cambia constantemente por la acción del viento y el mar, hasta el punto que hay islas y aldeas que han sido engullidas por el mar; a veces, incluso se han juntado islas formando una sola. Las islas del centro, menos expuestas a las corrientes oceánicas, son las que conservan una faz más estable.

Pero a causa de su bajísima altitud con respecto al nivel del mar, ni siquiera éstas se salvan de la amenaza que supone la subida del nivel de los océanos, que podría sumergirlas completamente en unas pocas décadas. Se han construido una serie de diques a lo largo de las orillas, para protegerlas al menos de los embates del mar y evitar la erosión progresiva de la primera línea de costa.

La mayoría de las islas Frisias gozan de la consideración de reserva natural, pues se encuentran en los estuarios de los ríos Elba, Weser y Ems; y son un punto importante para la protección de la fauna del litoral del Mar del Norte. Esta conservación, sin embargo, resulta difícil porque su protección no depende de un único país sino de tres, que deben elaborar políticas medioambientales comunes; contando además que es una zona de navegación marítima.

El litoral europeo posee numerosas islas como las Frisias, lugares donde el ritmo de vida del continente aún no ha llegado. Sin embargo, tienen las de perder en la batalla contra el mar, que amenaza con ahogarlas. De momento, sus habitantes siguen haciendo su vida como siempre han hecho: tranquilidad, ya se verá lo que pasa.

Fotografía de Arne Hückelheim en la Wikipedia.

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