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Las cúpulas doradas de Kiev
Kiev, la capital de Ucrania, ha vivido a caballo entre dos mundos: situado en la puerta entre Europa y Asia; en los confines del Imperio Bizantino primero, y más tarde del Ruso. Este país ha desarrollado un carácter propio, muy influenciado por el cristianismo ortodoxo, que ha dejado huella en la arquitectura de la ciudad, en la que sobresalen tres edificios notables: la Catedral de Santa Sofía, el Monasterio de las Cuevas, y el Monasterio de San Miguel de las Cúpulas Doradas. Su elemento común: las cúpulas doradas que presiden sus edificios.
La Catedral de Santa Sofía es el edificio más conocido de Kiev. Construida con piedra blanca impoluta, con 13 cúpulas verdes y doradas, es uno de los ejemplos más hermosos de la arquitectura bizantina en las regiones ortodoxas. En lugar de optar por grandes cúpulas, como era habitual en las zonas mediterráneas, se inspiró en la arquitectura rusa tomando como modelo otro edificio del mismo nombre, la Catedral de Santa Sofía de Nóvgorod, en Rusia.
No menos impresionante es el Monasterio de las Cuevas: con un área de 28 hectáreas, este recinto amurallado es el conjunto monástico más antiguo de Ucrania y uno de los más importantes de la religión ortodoxa. Alberga todo tipo de edificios que servían en la vida cotidiana de los monjes: 9 iglesias, una catedral, el campanario, diversas torres, una biblioteca, varios museos, la farmacia… y el elemento que da nombre al lugar, las cuevas donde vivían los monjes. Este conjunto merece una visita con calma, pues hay muchos y muy variados lugares para admirar.
Finalmente, un poco más alejado encontramos el Monasterio de San Miguel de las Cúpulas Doradas, de estilo barroco. Aunque no resulta tan impresionante como los otros dos complejos, sus paredes blancas y azules y las vistas que ofrece de la ciudad lo convierten en un lugar hermoso de ver.
La Catedral de Santa Sofía y el Monasterio de las Cuevas forman parte del Patrimonio Universal de la UNESCO; la Catedral, en concreto, fue el primer monumento ucraniano en ser inscrito en esta lista. El Monasterio de San Miguel, aunque no goza de esta consideración, es igualmente merecedor de una visita.
Fotografía de Jean & Nathalie en Flickr
