Las temperaturas gélidas que se han registrado en casi la totalidad de España han teñido de blanco algunas de las montañas y sierras más características del país. Las precipitaciones, aunque escasas, se han producido en forma de copos de nieve que, una vez cuajados en la superficie, han causado problemas en algunas de las carreteras de muchas ciudades, sobre todo para aquellos coches que las han conducido sin cadenas. Éstas, aunque un poco aparatosas, se convierten en imprescindibles para los meses de frío en los que la nieve suele aparecer con frecuencia.

En aquellas regiones en las que es más habitual ver la nieve caer, todo parece estar más preparado para sobrellevarla de la mejor manera posible. Así, mientras que en los pueblos de montaña es usual que se produzcan grandes nevadas, en otras zonas parece ocurrir totalmente lo contrario. En temporales como éste en que las temperaturas mínimas rozan los bajo cero en gran parte de municipios, es posible observar nieve incluso a primera línea de la costa. Es  entonces cuando la arena de la playa se entremezcla con la blanca nieve mostrando un paisaje sorprendente y pocas veces contemplado.

Cuesta creer que en una ciudad a nivel de mar pueda ser necesario tener cadenas para la nieve. Sin embargo, el año pasado sin ir más lejos la ciudad de Barcelona quedó literalmente colapsada por un fuerte temporal de nieve que, aunque previsto, no fue tenido en cuenta por la mayoría de conductores de la capital catalana. Los coches patinaban y deslizaban por las calles de la ciudad perdiendo el control y teniendo que dejar muchos propietarios los vehículos abandonados. Para combatir estas situaciones existen las cadenas y, precisamente por no disponer de ellas, fue entre otras cosas que se produjo el caos en la ciudad de Barcelona.

Por otro lado, es posible que desees realizar una escapada a la montaña en invierno y, en pleno camino, la nieve te sorprenda sin disponer de cadenas. En este caso lo mejor será dar marcha atrás y hacerte con unas lo antes posible o, por el contrario, intentar seguir en caso de que el grueso de nieve no vaya a más. Eso sí, el mejor consejo es la precaución y se recomienda no circular por carreteras nevadas si no es con las cadenas puestas. Aunque pueden ser difíciles de poner y cuesten dinero, nada tiene más valor que tu propia vida o la de tus seres queridos.

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