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La fuente del perro, en Bilbao

El casco viejo de Bilbao tiene encanto. Sigue conservando ese toque antiguo, sus calles empedradas, sus muros grises, sus casas de antaño. Recovecos escondidos, tascas típicas, construcciones importantes y con significado. Todo aquel que visita Bilbao acaba pasando tarde o temprano por este lugar y acaba deseando volver. Por algo será que es uno de los lugares típicos de reunión de la ciudad.

No hay nada mejor después de una larga caminata que acabar en el casco viejo bilbaíno. Sentarse a descansar en las escaleras de una plaza o comer en alguno de los locales de la zona son buenas opciones con cansancio acumulado. Un lugar animado, vivo, en plena ebullición en cualquier momento del día. Unas calles en las que te puedes encontrar con construcciones emblemáticas como la fuente del perro.

fuente1 323x460 La fuente del perro, en Bilbao

La fuente del perro se encuentra en la calle homónima, perteneciente al casco viejo de Bilbao. Fue diseña por Juan Bautista de Orueta y Miguel de Maruri en 1800. Anteriormente su función era servir de abrevadero para los animales que llevaban al mercado y no fue hasta el año mencionado que le añadieron los tres caños que podemos ver en la actualidad. Sin embargo, no son perros como la mayoría de personas piensa. Las tres cabezas tienen apariencia de león al estilo egipcio, pero no se sabe si por su forma o por la calle en la que están la gente suele tener una opinión equivocada.

Hablamos por tanto de una de las fuentes más antiguas de la ciudad. Una fuente urbana de estilo neoclásico en una arquería de tres paneles rematados con frontón. Uno de los lugares más emblemáticos de la parte vieja de Bilbao. Cualquier visitante de la ciudad acaba pasando por allí, y es inevitable beber agua aunque no se tenga sed.

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