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La Cueva de Fingal, una catedral volcánica

El otro extremo de la Calzada del Gigante

La Calzada del Gigante es uno de los monumentos naturales más famosos de Irlanda; sin embargo, no es tan conocido que hay un paraje similar en Escocia que forma parte de la misma leyenda. Se trata de la Cueva de Fingal, situada en la deshabitada isla de Staffa, en la costa oeste de Escocia.

Cueva de Fingal 460x341 La Cueva de Fingal, una catedral volcánica

El litoral de esta isla está formado por columnas basálticas de forma hexagonal, como las de la Calzada del Gigante, resultado probable de una erupción volcánica. Sin embargo, la maravilla de esta isla es que entre las columnas ha permanecido un espacio que forma una gruta marina, única en estas características: la llamada Cueva de Fingal.

La historia mitológica de la Cueva de Fingal se entrecruza con la de la Calzada del Gigante. Según la leyenda, en la isla de Staffa vivía el gigante Fionn mac Cumhaill, conocido también como Fingal; mientras que en Irlanda vivía otro gigante, Benandonner, que construyó un camino sobre el mar para enfrentarse a Fingal. La mujer de Fingal, Oona, disfrazó a su marido como un bebé y se lo presentó a Benandonner como su hijo; y este, asustado al pensar que si el niño era tan grande el padre debía de ser monstruoso, huyó de vuelta a Irlanda aplastando la calzada en su huida. Por ello, mitológicamente se considera la isla de Staffa como “el otro extremo” de la Calzada del Gigante, si bien geológicamente no forman una única pieza.

La cueva recibe el impacto de las olas y el viento, que resuenan en su interior como si de una catedral se tratase. El nombre galés de la cueva, An Uaimh Bhinn, significa de hecho “la cueva melodiosa”; y el compositor Felix Mendelssohn se inspiró en su visita para componer la obra homónima: la obertura titulada La cueva de Fingal (formalmente, Obertura de las Hébridas opus 26), que hizo famosa esta gruta.

La cueva es accesible en barco (las excursiones turísticas por la costa suelen hacer una parada aquí) o bien a pie desde la propia isla (sin embargo, se aconseja tener mucho cuidado ya que las rocas resbalan). Las excursiones parten desde la isla de Mull o la localidad de Oban, en Gran Bretaña; y, desde luego, es una visita interesante y única.

Fotografía de Wikipedia.

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