Stories

La Basílica de Santa Sofía, una obra maestra precursora

Anteriormente hablamos de dos de las grandes joyas de Estambul: la Mezquita Azul y el Palacio de Topkapi. Hoy hablaremos de la tercera de ellas: la Basílica de Santa Sofía.

Basílica de Santa Sofía 460x345 La Basílica de Santa Sofía, una obra maestra precursora

La peculiaridad de este edificio es que fue construida inicialmente como iglesia cristiana y, tras la conquista otomana, fue reconvertida en mezquita. Exteriormente recuerda, por las formas, a la Mezquita Azul; su interior, sin embargo, es más propio de una iglesia, aunque la influencia musulmana está presente. Ello convierte la Basílica de Santa Sofía en uno de los ejemplos más curiosos de arquitectura bizantina.

El diseño de la Basílica de Santa Sofía fue totalmente novedoso para su época (principios del siglo VI). Sus arquitectos, Isidoro de Mileto y Antemio de Tralles, recibieron el encargo de hacer la iglesia más hermosa de la ciudad y que fuera un símbolo del poder del Imperio Bizantino. Para ello, unieron en ella los elementos característicos de todas las tierras del imperio, desde Grecia hasta Siria. El resultado se consideró una obra maestra de su tiempo, tanto por su diseño como por sus dimensiones.

Tras la conquista otomana de Constaninopla en 1453, Santa Sofía había quedado en muy mal estado, por lo que el sultán Mehmed II ordenó su reparación y conversión en una mezquita. Además de reformar el interior con elementos islámicos y añadir los cuatro minaretes que luce hoy, la estructura fue reforzada para hacerla más resistente a los terremotos, que habían sido en buena parte los causantes del deterioro de la iglesia. El resultado fue una interesante combinación de elementos bizantinos y otomanos, que inspiró el diseño de la Mezquita Azul.

Hoy en día, la Basílica de Santa Sofía es un monumento sin uso religioso, al contrario que la mayoría de iglesias y mezquitas. En 1935 fue transformada en un museo; sin embargo, en los años 90 su lamentable estado de conservación (tanto de la estructura como de las obras de arte que albergaba) obligó a realizar una restauración a fondo, que todavía dura en algunas áreas. Ello no impide que sea una de las visitas imprescindibles en Estambul: sus jardines, su fachada y su interior siguen despertando la misma admiración que en el siglo VI. Todo un éxito para sus arquitectos, pues un artista nunca muere mientras su obra perdure.

Fotografía de Robert Raderschatt en la Wikipedia.

Si quieres puedes seguir a ReservasdeCoches.com Google+ o a Frenchy, uno de los administradores de este blog de viajes y destinos.

Deja tu comentario