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El inhóspito Castillo de If

¿Te atreves a visitar este castillo prisión?

Frente a la reluciente costa de Marsella, antaño un puerto por el que entraban a Francia mercancías procedentes de tierras lejanas, se alza una construcción siniestra: en la isla de If, un inhóspito peñón deshabitado, se erige la mole de una fortaleza del siglo XVI. El Castillo de If es, en muchos sentidos, el Alcatraz de la Costa Azul.

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Los motivos de su construcción fueron distintos a aquellos para los que finalmente sirvió. En 1524 Marsella había sido atacada por la armada del emperador Carlos V de Austria (Carlos I en España); puesto que la ciudad estaba mal defendida por mar, el rey francés Francisco I ordenó construir una fortificación en la isla de If que protegiera la ciudad en caso de un nuevo ataque. Decían las malas lenguas que un segundo motivo fue el de vigilar la propia Marsella, que había sido incorporada a la Corona Francesa pocas décadas antes y de cuya lealtad el rey no acababa de fiarse. El castillo fue construido entre 1527 y 1529, utilizando en parte restos de los edificios que habían sido destruidos a causa del ataque de 1524.

Este lugar, ya de por sí inhóspito, adquirió un tinte más tenebroso a partir del siglo XVII, cuando se convirtió en una prisión de lo que hoy llamaríamos máxima seguridad. La localización de la isla de If, con un litoral escarpado, a más de un kilómetro de la masa de tierra más cercana y situada en el casi deshabitado archipiélago de Frioul,  hacían casi imposible la evasión, por lo que a menudo se ha comparado el Castillo de If con Alcatraz. En él se encerraba a los que habían cometido crímenes de estado, la mayoría de los cuales no salían nunca más.

Esta sórdida aureola convirtió el Castillo de If en un lugar de leyenda negra. El famoso escritor francés Alexandre Dumas se inspiró en dos ocasiones en esta fortaleza: primero en la historia de un prisionero con una máscara de hierro, que utilizó para dar forma a la tercera parte de las novelas de D’Artagnan y los Tres Mosqueteros, en la cual se inspira la película El hombre de la máscara de hierro; y más tarde para su otra gran novela, El Conde de Montecristo, cuyo protagonista es encerrado en el castillo.

Actualmente, y también como Alcatraz, el Castillo de If se puede visitar con barcos que parten desde el Puerto Viejo de Marsella. A pesar de su oscura historia, merece la pena pues es un buen ejemplo de este tipo de fortificaciones-calabozo. Y seguro que te parecerá más agradable sabiendo que al menos tú saldrás vivo.

Fotografía de Jean-Marc Rosier en la Wikipedia.

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