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Gran Canaria, doce meses de sol y playa

GRAN CANARIA, conocida como el “continente en miniatura” y la verdad, es que no hay mejor manera para definir a Gran Canaria. Existen pocos lugares en el mundo en el que se pueda tocar la nieve un par de veces al año en el centro de la isla y a tan sólo una hora de allí disfrutar de un día de playa y sol en las dunas de Maspalomas.

La variedad de contrastes, microclimas y paisajes que alberga la segunda de las islas Canarias conforman un verdadero continente a escala. Playas de arena dorada, abruptos acantilados o dunas desérticas son sólo algunos de esos ejemplos.

vista panoramica gran canaria foto wikipedia matti mattila Gran Canaria, doce meses de sol y playa

foto wikipedia: las Palmas de Gran Canaria

Sin duda alguna la estrella de esta ínsula, como no podía ser de otra forma, son las playas. Más de 60 kilómetros de arena fina y rubia y para todos los gustos. Las hay muy populosas y conocidas como la de Maspalomas o la Playa del Inglés y otras más recónditas para aquellos que buscan tranquilidad. El sur grancanario ofrece una multitud de playas que ofrecen sol durante todo el año.

Un mundo de playas dentro de una isla

El mar ofrece multitud de posibilidades en esta isla. No sólo el sol y la playa tienen cabida en Gran Canaria. Navegantes, buceadores, surferos o pescadores, llegan desde todo el mundo para disfrutar de las condiciones marítimas que ofrece este enclave único en el Océano Atlántico.

El mar no es lo único que predomina en la ínsula canaria. La diversidad natural sorprende al visitante que no se explica cómo un planeta entero puede verse en tan sólo 50 kilómetros de diámetro que tiene la isla.

Un cruce de culturas en la isla

Incluso se puede decir que la isla tiene dos hemisferios opuestos, claramente representados. Al sur, un laberinto de playas y calas de arena fina. Al norte, un entramado de montañas y acantilados que nacen en la cumbre de la isla y van cayendo hasta tocar el mar.

Detrás de las playas surge una riqueza cultural alimentada por el cruce de viajantes que tomaban Gran Canaria como el último puerto europeo antes de embarcarse en la aventura del océano.

Una mezcla de olores, sabores y conjuntos arquitectónicos que se dejan notar por toda la isla. Desde un barrio colonial situado en plena ciudad ruidosa y portuaria hasta una iglesia neogótica en medio de un mar de plataneros.

Todo es posible en Gran Canaria. Tan sólo es cuestión de abrir los ojos y no cegarse por su esplendoroso sol y el reflejo que proyecta en el agua del océano.

Foto de  Matti Mattila Wikipedia

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