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El Transcantábrico, una fantástica experiencia ferroviaria

¿Te gusta viajar en tren? Si la respuesta es sí, conoce el Transcantábrico

Hay rutas en tren que se vuelven legendarias, como el Orient Express o el Transalpino. Pero si estas te quedan muy lejanas, en la Península Ibérica hay varias rutas que, aunque no tan conocidas, no por ello dejan de ser hermosas. De entre estas, la más antigua es el Transcantábrico.

Esta línea, fundada en el año 1983 por la empresa FEVE (Ferrocarriles de Vía Estrecha), fue el primer tren-hotel turístico de España. Su peculiaridad consistía en que, al ser un tren de vía estrecha, podía acceder a lugares donde los trenes turísticos convencionales no podían llegar. Ello daría al Transcantábrico la capacidad de transitar por los parajes que lo convertirían no sólo en un tren para viajar, sino para disfrutar de los paisajes de la Cordillera Cantábrica.

Transcantábrico interior 460x345 El Transcantábrico, una fantástica experiencia ferroviaria

Como su nombre indica, recorre las montañas cantábricas desde Galicia al País Vasco, pasando por Cantabria y Asturias y conectando también con León. El tren se detiene en varios lugares donde los pasajeros pueden apearse para hacer una visita, acompañados de una guía de la tripulación. Y una vez a bordo, puedes pasar el tiempo en el bar, el salón o el pub, mientras los músicos animan el ambiente. Una experiencia completa, como ves.

Los trenes originales consistían en tres coches-salón (pub, bar y salón) y cuatro coches-cama, además de la locomotora y un vagón de servicio para la tripulación. Debido al éxito de este tren, se amplió en tres coches-cama y un coche-salón adicionales. Aun así, las plazas son limitadas, con una capacidad máxima de 54 viajeros. Además del servicio regular, realiza también viajes chárter para grupos, empresas, congresos…

Debido al éxito de esta ruta, en 2011 se ha creado una versión de más alta gama, el Transcantábrico Gran Lujo, que cuenta con un equipamiento comparable al de un hotel: suites, sala de estar, saunas, hidromasaje y, si prefieres disfrutar del paisaje, el coche-salón panorámico. Una experiencia donde lo importante no es el destino, sino el trayecto.

Fotografía de la página web del Transcantábrico.

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