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El magnífico Castillo de Guimarães
El otro día ya nos situábamos en temas de gastronomía en Oporto y nos gustó tanto esa zona del norte de Portugal que hoy decidimos irnos hasta Guimarães. Esta pequeña localidad es toda una sorpresa para el visitante, que se encuentra con una ciudad en buen estado, bien conservada y perfecta para recorrer a pie.
Uno de los puntos más destacados de Guimarães es su castillo. Se encuentra a las afueras del casco histórico, aunque es fácilmente alcanzable a pie incluso partiendo de la estación de tren. El Castillo de Guimarães se levanta sobre el Monte Latito, conocido como la “colina sagrada”. Es tal su belleza que está construcción esta calificada como Monumento Nacional desde el año 1.910.
El Castillo de Guimarães fue construido en el siglo X por la Condesa Mumamoda Dias para defenderse de los ataques de los moros. Es una construcción muy vinculado con los orígenes de Portugal como nación y su independencia. No en vano, el pueblo presume de ser la cuna de nacimiento de Portugal. Por suerte, el castillo se fue ampliando con el paso de los años. El conde Henrique de Borgoña, por ejemplo, estableció en él su corte.
¿Y qué pasó cuando, a partir del siglo XV, dejó de tener función defensiva? Pasó a tener usos muy curiosos, llegando a acoger en su interior desde un pajar hasta una cárcel. No fue hasta 1940 que el Castillo de Guimarães se abrió al público totalmente rehabilitado.
Actualmente se puede entrar en el Castillo de Guimarães gratuitamente. No obstante, para poder visitar la Torre del Homenaje, de 28 metros de altura, sí que hay que pagar un módico precio.
Fotografía – Wikipedia
