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El Bulli dice adiós

¿Podía existir un lugar mejor en el que comer?

Dicen que todo tiene un fin y para el que ha sido el mejor restaurante del mundo éste le ha llegado este fin de semana. El sábado El Bulli cerró sus puertas tras un día repleto de homenajes, una clausura festiva que reunió a profesionales y amigos en un enclave realmente único que ha potenciado, aún más, los encantos de este restaurante catalán.

A partir de hora El Bulli deja de servir comida para convertirse en una fundación dedicada al mundo de la cocina y la gastronomía creativa. No obstante, pocos que lo hayan visitado podrán olvidarse jamás del premiado restaurante, del servicio, del entorno y, por encima de todo, de la cocina que ha enamorado al mundo entero.

Precisamente El Bulli es protagonista del último anuncio de Estrella Damm del que hablamos hace pocas semanas. Un final que ha sido llevado a la pantalla para conmemorarlo, no sólo al espacio en sí sino también a su propietario, el famoso cocinero Ferran Adrià. Tres estrellas Michelin y el galardón de mejor restaurante del planeta en los años 2002, 2006, 2007, 2008 y 2009, avalan su larga y exitosa trayectoria, que se remonta ya a muchos años atrás.

elbulli 460x417 El Bulli dice adiós

Casi 50 años hace ya de la creación de El Bulli. Y es que un matrimonio alemán decidió crear en 1962 un bar-chiringuito en la Cala Montjoi después de haber construido un pequeño campo de golf en esta bonita zona del mediterráneo catalán. El nombre que adoptó el restaurante fue el de El Bulli, pues tenían un perro de raza bulldog francés,  popularmente conocido en Francia como “bully”. Con los años, y gracias a que la Costa Brava empezó a recibir turistas en verano, el humilde bar pasó a ser restaurante, consiguiendo ya dos estrellas Michelin incluso antes de la entrada de Ferran Adrià.

El carismático cocinero se incorporó en la cocina de El Bulli en 1984 y, en sólo un año consiguió ser el chef. Cinco años más tarde, Adrià se asociaría con Julio Soler, un tándem perfecto que introduciría nuevas técnicas culinarias como la ‘deconstrucción’, consistente en aislar los ingredientes de un plato típico para reconstruirlo de manera diferente.

Emplazado en una antigua masía de la Costa Brava, el que hasta hace dos días era un restaurante abierto recibía cerca de cuatrocientos mil pedidos de reservas procedentes de todas las partes del mundo. Con un precio por persona de aproximadamente 300 euros, el menú de El Bulli servía varias decenas de platos, pequeñas delicias que se iban completando las unas a las otras. A partir de ahora, el que fue el mejor restaurante del mundo es ya una leyenda, un espacio histórico que, a pesar de los años transcurridos, será siempre por todos recordado.

Fotografía de Wikipedia

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