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El Anfiteatro Romano de Tarraco

La actual ciudad de Tarragona es originaria de Tarraco, una ciudad romana de hace más de 2000 años. Bajo sus cimientos todavía quedan restos arqueológicos por descubrir de la que fue la capital de Hispania Citerior Tarraconensis. El conjunto arqueológico de Tarragona fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, entre los que destaca el Anfiteatro de Tarraco.

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El Anfiteatro Romano de Tarraco

En la parte baja de la ciudad, en un enclave privilegiado asomando al Mar Mediterráneo, se encuentra el Anfietratro de Tarraco. Fue construido a finales del siglo II d.C fuera de las antiguas murallas de la ciudad, al lado de la playa donde se descargaban los animales que intervendrían en los espectáculos.

Tenía un aforo para alrededor de 15000 personas que acudían expectantes a presenciar lo que allí se celebraba. Las gradas del Anfiteatro de Tarraco se dividían en distintos sectores para que la distribución según el estatus social fuera más fácil. Actualmente se encuentran bastante erosionadas a causa de los efectos del mar pero todavía se puede pasear y sentarse en estos asientos de piedra que te hacen sentir un espectador romano de la época.

Desde las gradas puedes ver perfectamente la arena, donde se llevaban a cabo las luchas de gladiadores que deleitaban a miles de romanos que asistían expectantes al Anfiteatro de Tarraco. En el Museo Arqueológico Nacional de Tarragona se pueden ver varios de los utensilios que estos luchadores utilizaban durante el combate.

No podemos olvidarnos tampoco de las luchas con animales, que salían de las galerías subterráneas ubicadas debajo de la arena de Anfiteatro de Tarraco. Las dependencias interiores encerraban a las fieras así como a los luchadores que esperaban su momento de subir a la arena. Debido a las excavaciones realizadas, se pueden ver esos pasillos e impacta pensar que en ese lugar sucedieran aquellos hechos. Desde ese lugar miras a las gradas esperando ver a cientos de romanos con su dedo alzado perdonándote la vida.

En el centro de la arena, además, hay unas ruinas diferentes que no casan con la arquitectura del Anfiteatro de Tarraco. Y es que se trata de la estructura de una basílica cristiana del siglo VI como homenaje y culto a los cristianos mártires que fueron quemados vivos en el año 259. Se mantuvo en pie hasta principios del siglo XX, y todavía se puede ver su planta perfectamente.

Un monumento de gran importancia en la mediterránea Tarragona. Aunque no se pueda comparar en magnitud al majestuoso Coliseo de Roma, su buen estado de conservación evoca a un pasado lejano. Si quieres emular a Russell Crowe en la famosa película Gladiator, escápate a visitar el Anfiteatro de Tarraco.

Fotografía de Bernard Gagnon en Wikipedia

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