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Descubrir la Costa Brava
El orgullo de muchos catalanes es la zona del litoral denominada Costa Brava. Para los amantes de la playa, los acantilados y el agua cristalina, se convierte en un destino perfecto para desconectar de todo y admirar una de las costas más bellas del país. Aunque es en verano cuando más personas acogen las pequeñas calas y pueblos de la Costa Brava, durante todo el año se puede visitar cada uno de los recónditos lugares de esta pequeña porción de Mediterráneo. Y es que la Costa Brava enamora a quien la vea aun sea una sola vez en la vida, cosa poco probable puesto que lo normal suele ser que todo aquél que la conoce quiera regresar a ella.
La Costa Brava se extiende en la parte más al norte de la comunidad catalana. Esta zona comienza en la desembocadura del río Tordera, en la localidad de Blanes, y acaba en la frontera francesa, en Portbou. Se trata de una costa relativamente poco extensa, aunque en muchas ocasiones se considere que ésta empieza un poco antes, en localidades como Pineda de Mar o Calella. Al fin y al cabo, la hermosura de sus playas se extiende más allá de la estrictamente considerada Costa Brava. Situada en la provincia de Girona, está comprendida por las comarcas de l’Alt Empordà, el Baix Empordà y La Selva.
Lugar atractivo para intelectuales
Aunque el turismo empezó a tener un papel importante en la zona a partir de los años 50, la esencia originaria del carácter de pueblos de pescadores persistió y sigue persistiendo aún hoy en día. Aunque las masificaciones pueden deslucir la esencia de estas localidades, lo cierto es que muchas de ellas siguen atrayendo a personajes de todo tipo como lo hizo hace unas décadas con algunos de los pensadores y artistas más conocidos de la época. Picasso, Rusiñol y el tan extravagante Dalí quedaron maravillados por la excepcionalidad de la Costa Brava, de su luz, sus casas encaladas y ese mar azul que se adentra en todas las pequeñas localidades de la zona.
Sólo accesible desde el mar
La playa de Tamariu, la de Pals o la de Calella de Palafrugell. La calidad de sus aguas sumada a la espectacularidad de los enclaves hacen de éstos unos lugares mágicos. La Costa Brava, además, cuenta con numerosas playas a las que se les ha atribuido la Bandera azul, una muestra de su limpieza y falta de contaminación. Sus calas, por otra parte, se encuentran muchas escondidas entre vegetación y pequeños acantilados debido a la erosión del mar en ellos. Las más especiales, aquellas a las que sólo puede llegarse por mar, una auténtica muestra de parajes prácticamente vírgenes.
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La Costa Brava es sin duda uno de mis lugares favoritos. Siempre que puedo me escapo a Calella de Palafrugell, tierra de pescadores y habaneras. Nos gusta visitar las distintas playas y calas, y disfrutar de la cocina mediterránea. Nos hospedamos siempre en el Hotel Garbi, donde nos tratan estupendamente y podemos relajarnos rodeados de mar y de montaña.
Un saludo
Calella de Palafrugell es preciosa, tienes razón
Gracias por tu comentario!