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Chichén Itzá, un tesoro maya en Yucatán

Algunos aseguran que subir hasta la cima  de Chichén Itzá puede resultar duro si el calor en ese día es asfixiante. Sin embargo, nadie que viaje hasta esta región, y concretamente a este yacimiento arqueológico, podrá quedarse abajo; nadie se resistirá a subir hasta la zona más alta de su más emblemática construcción.

Allí, contemplar la inmensidad del horizonte desde arriba será comprender otra inmensidad, la de la civilización que levantó no sólo ese templo sino todo el sitio arqueológico, una cultura que aún hoy en día guarda una cierta vinculación con este territorio centroamericano, cada vez más atractivo para el turista europeo y norteamericano.

Chichén Itzá es el vestigio más importante, o de los más importantes, de la civilización maya. Situado en la península mexicana de Yucatán, es curioso saber que, a pesar de su popularidad por ser representación de la cultura maya en esta región, la mayoría de edificaciones fueron erigidas en un momento de declinación de la propia civilización, una decadencia que para los historiadores y arqueólogos se conoce como periodo posclásico.

De hecho, hay que destacar también la clara influencia de otras civilizaciones y pueblos que ocuparon Chichén Itzá, entonces concebido como un centro ceremonial. La cultura tolteca, por ejemplo, queda representada de tal forma que el dios que preside Chichén Itzá está tomado de la cultura tolteca. Su nombre, sin embargo, sí procede del vocabulario maya: “Chi” significa ‘boca’, “Che’en”, ‘pozo’; “Itz”, mago y, “a”, ‘agua’, por lo que al unirlo nos encontremos con un significado algo desconcertante: ‘La boca del pozo de los magos del agua’.

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Muchas de las personas que quieran conocer Chichén Itzá deberán viajar primero hasta Mérida, capital del estado de Yucatán y localidad distanciada del emplazamiento arqueológico por tan sólo 110 kilómetros. Las agencias de viajes aseguran que los meses entre octubre y marzo son los menos calurosos, por lo tanto mejores para visitar Chichén Itzá. No obstante, sobran las palabras al decir que la temperatura media anual es de 34º.

Seguramente, y como decía en el primer párrafo, su más emblemática construcción sea el templo de Kukulkán, también conocido como “El Castillo”. Construido por los mayas en el siglo XII d.C., es una construcción de estructura piramidal desde la que se rindió culto al dios maya Kukulkán, que en idioma maya significa ‘Serpiente emplumada’, por lo que se aprecian motivos serpentinos en su decoración.

Equinoccio en Chichén Itzá

Aunque ciertamente la temporada de calor no ha pasado en septiembre, dicen que no hay mejor época para visitar Chichén Itzá que o bien el 21 de marzo o el 21 de septiembre. Y es que cada año se puede admirar desde este vestigio un fenómeno único en el que la luz y las sombras del sol ofrecen un espectáculo incomparable.

En el templo de Kukulcán se observa, gracias al juego de luces naturales, el descenso de una sombra que representa a una serpiente emplumada, símbolo del dios Kukulcán. Dicen, pues, que resulta muy emocionante revivir el resurgimiento, por un par de días al año, de una cultura ya desaparecida, aunque no por ello olvidada. Y es que el dios maya Kukulcán puede aún estar presente para más de una persona…

Fotografía de Wikipedia

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