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Topónimos españoles extraños

El idioma español es tan rico como sorprendente. En toda la superficie de España, de 504.645 km2, existe una cantidad ingente de localidades, agrupadas en cada una de las comunidades autónomas españolas. Madrid, Barcelona, Tenerife o Sevilla: la mayoría de grandes ciudades son conocidas al menos superficialmente por todos los españoles.

Sin embargo, desconocemos también una gran parte de pueblos, generalmente pequeños y escondidos en parajes poco habitados o transitados del país. Sus topónimos, en este caso, no dejan duda de que a veces pocos esfuerzos hicieron los fundadores de una determinada población al poner su nombre.

Además de ser sencillos, muchos son realmente graciosos por lo que pueden significar y por la combinación de palabras usadas. Por ello, aunque no suelen aparecer en las guías de rutas más turísticas, también merecen especial atención estos pueblos cuyos nombres son de todo menos comunes.

¿Y es que qué te parecería vivir en Villarmuerto, un pueblo a 60 kilómetros de Salamanca? Sin duda el nombre no nos da una imagen muy bucólica del lugar, aunque ciertamente no debe ser una ‘villa de muertos’ tal y como el topónimo indica. Igual de atractivo parece la región de Alcantarilla, en Murcia. Sin embargo, el topónimo proviene del árabe Al-qantara, que significa ‘puente’.

Y siguiendo con los nombres poco higiénicos, parece que Guarrate, en la provincia de Zamora, se lleva la palma. No obstante, y si creías que nada podía superarlo, es necesario que sepas que existe un municipio español situado al norte de la provincia de Jaén llamado Guarromán. Como en el caso anterior, parece ser que los árabes fueron los causantes de esta denominación, habiéndole dado el nombre castellanizado de ‘Wadi-r-rumman’ (río de los granados).

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Otro tipo de topónimos son aquellos que, traducidos de la lengua nativa de esa comunidad –catalán, vasco, gallego, bable, etc.- resultan realmente curiosos. Ultramort (Ultramuerto), en Girona, es una muestra. Maó (Ladrillo) de Menorca, Cullera (Cuchara) de Valencia o Sant Just Desvern (San Justo del Chopo) en Barcelona, son otros ejemplos.

¿Qué? ¿No crees que existan topónimos iguales o más raros que los ya citados? Pues ciertamente los hay y en Toledo, por ejemplo, debe ser que sus habitantes son aficionados a las hortalizas puesto que existen los pueblos de Cebolla y Pepino. Siguiendo con alimentos, y como en el sur parece que las verduras no son tan aceptadas, los pueblos de Aceituna y Morcillo en Cáceres recuerdan a algunos productos consumidos en esta comunidad.  ¡Para que luego no digan que los españoles no somos creativos !

Fotografía de Guarromán en Wikipedia

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