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La Sirenita de Copenhague ya tiene pareja

Han le pretende con un guiño de ojo

Chica busca chico. Chico encuentra chica. Así podría empezar cualquier historia de amor entre dos personas que necesitan paliar los estragos de su soledad, un sentimiento tan antiguo como la necesidad vital de estar acompañado. Pero no estamos hablando de personas, sino de esculturas, cuando decimos que el mayor emblema de Copenhague  ha encontrado pareja, o mejor dicho, se la han querido encontrar.

En efecto, la Sirenita de Copenhague, la estatua más popular de la capital danesa, ya tiene novio, un alter ego masculino que ha sido creado para acompañar, desde la lejanía, a la escultura esculpida por Edvard Eriksen en 1913, inspirándose en el cuento creado por Hans Christian Andersen.

Dos amantes, dos ciudades

La estatua se llama Han (en danés significa ‘él’) y representa a un chico que mira al mar desde la localidad de Elsinore, situada en la costa noreste de Selandia y separada de Copenhague por 45 kilómetros. Y si Han es hoy en día una realidad se debe al deseo de una pareja de escultores (Ingar Dragset –que es noruega- y Michael Elmgreen –danés-), que decidieron erigir una estatua para el país que, como la Sirenita de Copenhague, contemplara al mar desde una gran piedra.

sirenita La Sirenita de Copenhague ya tiene pareja

Han imita a la Sirenita en su postura, aunque el material con el que ha sido construido es muy diferente, no por la textura (su equivalente femenino fue creada en bronce) sino por como el paisaje queda reflejado en su cuerpo. Y es que la pareja de escultores lo concibieron en acero, al igual que la piedra donde se asienta, consiguiendo que la costa danesa pueda verse desde su figura reflectante. La Sirenita de Copenhague y Han están separados, pero el chico también incorpora una técnica de seducción difícil de encontrar en una estatua: para que no se olvide de él, a pesar de la distancia, Han guiña un ojo en dirección a la Sirenita, algo que es posible gracias a un sistema hidráulico que le posibilita pestañear una vez cada hora.

Varios altercados han hecho peligrar la permanencia de la Sirenita de Copenhague en su emplazamiento original, casi cien años de soledad que han acabado con la creación de Han. Y pese al dinero que ha supuesto para la ciudad (400.000 euros), la obra también quiere convertirse en algo más que una simple escultura: así, se hace hincapié en el sentimiento de soledad que está incrustado en la sociedad moderna, como si de un parásito se tratara, pese a estar en muchas ocasiones rodeado de cientos y miles de personas. La Sirenita de Copenhague, por lo menos, ha dejado de estar sola.

Fotografía de 20 minutos

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