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Riesgos y peligros en pantanos y ríos

¿Tomas alguna precaución cuando te bañas en los pantanos?

Agosto, mes de calor y mes de baños, muchos baños. Pocos son los que se resisten a coger el coche y dirigirse a una playa, pantano o río, según la localización de la residencia de cada uno. Sobre las playas se habla mucho, y sobre todo sobre las precauciones que tomar en los días de pleno verano. El sol, las medusas o los carteristas son posibles problemas que pueden surgir en la playa, cada una por razones diferentes y no siempre frecuentes. Sin embargo, ¿qué sabemos de los posibles riesgos de los ríos y pantanos? ¿Son lugares seguros y que no entrañan peligro alguno?

Lo cierto es que, así como ocurre con las playas, los ríos y pantanos no son para nada parajes inhóspitos y peligrosos, puesto que además, dependiendo del lugar que se trate, la adaptación para el disfrute del visitante habrá reducido aún más las posibilidades de acabar teniendo algún que otro percance. Por ejemplo, no será lo mismo bañarse en un cuidado pantano de un Parque Natural que en un tramo de un río no señalizado ni incluido en ninguna ruta, en el que quizás los peligros puedan estar más presentes.

Quizás la figura que más protagonismo tiene en este sentido es el del vigilante o socorrista, presente en todas las playas de la costa española –y realmente en la mayoría de costas mínimamente turísticas de todo el mundo-. Sin embargo, ¿ocurre lo mismo en los pantanos y ríos? Ciertamente, y como decía, algunos pantanos son tan transitados por todos aquellos habitantes del interior de la península que no tienen al alcance una playa, que el socorrista es, junto con otros servicios e infraestructuras –baños, alquiler de patines, etc.- un habitual en estos parajes.

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No obstante, la presencia del socorrista no puede hacernos confiar y creer en que no habrá peligros. Muchas veces, el propio bañista puede exponerse a riesgos innecesarios, a veces por desconocimiento, otras por no hacer caso de las advertencias de los servicios de socorrismo. Un ejemplo es el de tirarse desde pequeños barrancos a teóricamente profundos pantanos, sin saber a ciencia cierta si bajo la superficie puede haber rocas con las que chocar, ocasionando un accidente que, sin querer ser pesimista, podría causar incluso la muerte. En caso de querer realizar un salto desde las alturas, siempre y sin ninguna excepción, habría que preguntar al socorrista del lugar sobre la profundidad de las aguas. En caso de no haber nadie vigilando el pantano o río, siempre será mejor no hacerlo, por mucho que se piense que no ocurrirá  nada malo.

Por otra parte, a diferencia de los pantanos, los ríos tienen el hándicap de sus a veces beligerantes aguas, que incluso pueden ser peligrosas en tramos en los que la corriente no deja movernos con facilidad, pudiéndonos incluso salir arrastrados por la fuerza de las aguas. No bañarse en zonas con fuertes corrientes y no alejarse mucho de la orilla del río son algunas de las precauciones que nos permitirán poder darnos un apacible baño en el río.

Por último, y aunque podrían extraerse más precauciones acerca de bañarse en pantanos y ríos, una principal y que debería aplicarse en muchas situaciones es la de no ir solos. Y es que siempre se recomienda estar acompañado por al menos una persona para que, en caso de sufrir algún accidente, pueda avisar a alguien o pedir ayuda. Y es que está bien adentrarse en la naturaleza e integrarse con ella, pues como bien se suele decir, es lo más grande que tiene el ser humano. No obstante, y como también es sabido, no hay placer verdadero si éste no tiene un final positivo.

Fotografía de Jexweber en Flickr

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