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Père-Lachaise, donde descansan las estrellas

Por extraño que parezca, la muerte atrae. Es un tema que despierta misterios, emociones, curiosidad. La misma curiosidad que provoca que cientos de personas se acerquen a visitar uno de los cementerios más conocidos del mundo: el Père-Lachaise, en París.

El cementerio de Père-Lachaise es el más grande de todos los de la capital francesa, además del más antiguo. Son muchos los curiosos que se acercan hasta aquí, y es que es el lugar de descanso de numerosos personajes célebres a lo largo de la historia. Las de Oscar Wilde, el mítico James Morrison o Balzac son sólo algunas de las tumbas constantemente visitadas y en las que nunca falta algún obsequio.

Su construcción data del siglo XIX. Al principio no contaba con la total simpatía de los parisinos, pero a medida que se fueron trasladando restos de personajes como Molière muchos ciudadanos de a pie también escogieron ese lugar para pasar el resto de sus días. Se dice que hasta el mismo Napoleón pidió ser enterrado en el Père-Lachaise, aunque finalmente no fue así.

Tras su apertura, ha sido ampliado en cinco ocasiones. Es un cementerio muy grande, de más de 40 hectáreas, y visitarlo requiere su tiempo. Es por ello que hay rutas, que se pueden hacer incluso con guía, que pasan por las tumbas más características. Además, dentro del mismo cementerio se pueden encontrar diferentes areas, agrupando a los difuntos según algunas características comunes. Por ejemplo, existe la zona de los mariscales de Napoleón.

Todos aquellos que no tengan la oportunidad de visitarlo pueden optar por su visita virtual, y es que en la página oficial del Père-Lachaise encontramos una ‘aplicación’ para movernos por el cementerio.

Pero dejando de lado las tumbas, el cementerio Père-Lachaise es un lugar de gran belleza. Cientos de árboles se rigen majestuosos dando cobijo, y el paisaje puede ser magnífico en algunas épocas del año. Son muchos los parisinos que utilizan este lugar como un parque más, y es que es un lugar de paz, tranquilo, y cuanto menos curioso.

Fotografía de Peter Poradisch en Wikipedia