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Los churros: el mejor desayuno posible
Aunque para gustos colores, ¿quién no ha desayunado nunca un buen chocolate con churros? Este delicioso alimento es para muchos el mejor desayuno que uno puede llevarse a la boca, y es que esta tradición perdura desde hace gran cantidad de años. El origen de los churros, en cambio, es aún algo dudoso. Mientras que unos aseguran que comenzaron a ser consumidos en Cataluña en los primeros años del siglo XIX, otros opinan que se trata de un producto extranjero, pues fueron los árabes los que los introdujeron a la Península Ibérica.
Sea como fuere, los churros no son únicos de España. Países hispanos como México, Argentina, Colombia o Perú conocen esta popular comida, al igual que otros países próximos al español como Francia y Portugal. Sin embargo, y a pesar de recibir el mismo nombre, no hay país, así como tampoco municipio, que elabore unos churros de la misma manera que otro. De hecho, en España es totalmente posible viajar a diferentes localidades y comprobar como ninguno de los churros degustados se asemeja al anterior.
Al igual que en otros platos se dice que el secreto está en la masa, en los churros parece imposible que sea así, pues la masa es bastante sencilla de elaborar. Harina, agua, azúcar y sal: no hay más secreto que la conjunción de estos cuatro ingredientes. Una vez la preparación obtiene el espesor requerido –no deberá quedar muy espeso pero tampoco excesivamente líquido- se introduce en una especie de manga repostera, a partir de la cual se irán desprendiendo los churros en la sartén con aceite de oliva o girasol muy caliente.
Sin embargo, esta tradicional receta ha derivado de diferentes formas, haciendo que en cada lugar, sean los churros de una determinada manera. Por ejemplo, son muy conocidas las porras, un sucedáneo de churro aunque más grueso y esponjoso, conseguido introduciendo bicarbonato sódico. En Valencia, Andalucía, Madrid, Canarias y Cataluña, es costumbre además preparar los churros en ruedas, a partir de las cuales se irán cortando en pequeñas porciones.
Más de un nombre
La capital española prepara, también, los churros de lazo, que antiguamente se consumían introducidos en unos recipientes llamados juncos. Por otro lado, en Madrid se solían denominar ‘churros verbeneros’, puesto que eran habituales de las verbenas, así como lo siguen siendo actualmente en las madrugadas de fin de año o San Juan. Otros nombres que reciben según el lugar son ‘tallos’ en Jaén o ‘calentitos’ en Sevilla y Huelva. En la ciudad cordobesa, en cambio, el nombre por el que son conocidos es ‘jeringos’, siendo muy común comérselos en cualquier momento del día. De esta manera, por ejemplo, podemos encontrar un pequeño puesto de ‘jeringos’ en zonas como justo enfrente del monumental Alcázar de los Reyes Cristianos. Una fantástica zona en Córdoba para degustar unos de sus mejores churros, o ‘jeringos’, como dirían allí.
uno de los mejores desayunos que hay, aunque hay gente que no les guste.
de tanto en tanto tampoco es malo un platito de churros con chocolate.
Tienes razón. Aunque son muy calóricos, una vez al año no hace daño, ¿no?