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Gum Wall y Bubblegum Alley, muros cubiertos de chicles
Cuando somos pequeños, a todos nos inculcan lo incorrecto que es pegar los chicles donde no toca: debajo de la mesa, de la silla, en puertas de armario… ¡cuántas experiencias desagradables nos hemos llevado sin buscarlo al encontrar un chicle en un sitio inesperado!
No obstante, esa práctica considerada tan poco cívica normalmente ha dado lugar a dos sitios muy curiosos. Ambos tienen en común un aspecto: paredes repletas de chicles. Viajamos hasta América para visitar dos calles que bien podrían dejarnos enganchados.
En Seattle, en Estados Unidos, se encuentra la Gum Wall, lo que se podría traducir al castellano como Pared del Chicle. Su particularidad es que desde hace años las personas han ido dejando pegados los chicles mascados hasta cubrirla por completo.
El origen de la Gum Wall se remonta a principios de los años ’90. Parece ser que la gente que salía o entraba al teatro no sabía qué hacer con sus chicles y, ¿qué mejor que pegarlos en la pared? La práctica se fue extendiendo y nadie se molestó en retirarlos.
También encontramos muros llenos de chicle en San Luis Obispo, en California. El Bubblegum Alley, el callejón del chicle, es una calle estrecha cuyas paredes están recubiertas de chiches de varios colores. No existe un origen cierto de esta extraña tradición pero hay quien lo atribuye a las fiestas de varios jóvenes estudiantes de la década de los ’50.
No podemos negar que tanto la Gum Wall como el Bubblegum Alley son lugares realmente curiosos, llamativos. Puede que no sean del todo higiénicos y a más de uno seguro que le produce cierta angustia, pero forman parte de los típicos lugares que no se olvidan.
Se acabaron los rotuladores permanentes, nada mejor para dejar tu huella conforme has estado allí que pegar tu propio chicle.
Fotografía de Gum Wall por Zorlone en Flickr
