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El golfo de Botnia, un tesoro natural de las tierras del norte
La tierra que emerge del mar
Hace mucho tiempo (unos 12.000 años, grosso modo), en el extremo norte de lo que hoy es el Mar Báltico desembocaba un gran río llamado Eridanos, formando un vasto delta. Durante la última glaciación, el peso del hielo hundió el terreno y, al terminarse el periodo glacial y derretirse este, el delta fue tragado por el mar y se formó uno de los lugares más bellos de la costa sueca y finlandesa: el Golfo de Botnia.
El Golfo de Botnia es un verdadero tesoro natural, algunas zonas del cual se encuentran incluidas en el Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Estos son los territorios de Costa Alta y del Archipiélago de Kvarken, unos lugares en los que se verifica un fenómeno cuanto menos curioso: la tierra se va alzando respecto al mar conforme los glaciares se derriten (al contrario de lo que normalmente sucede), ya que es justamente el peso de estos lo que la mantenía por debajo del nivel del agua.
Así, se puede hablar de una tierra aún emergente y en formación, que va cambiando a lo largo de las décadas y los siglos; no sólo por la elevación del terreno, sino también por la proporción variable de agua dulce y salada, que transforma progresivamente el ecosistema. Por eso resulta tan interesante, porque si vuelves al cabo de unos años ya no lo verás igual que la primera vez.
El Golfo de Botnia es una zona de paso habitual en las rutas entre Suecia y Finlandia, bordeando la costa (se especuló con la posibilidad de construir un puente que uniera las dos orillas, pero el proyecto fue descartado por su elevado coste económico y medioambiental). Un paisaje bello y en cierto modo parecido al de los fiordos noruegos, si bien no tan espectacular. Si estás pensando en hacer un viaje por Escandinavia, apúntate esta maravilla natural en la lista de cosas a ver.
Fotografía de Johan en la Wikipedia.
