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El suntuoso Palacio de Topkapi

Tres son los grandes edificios que dominan Estambul. Del más imponente ya hemos hablado: la Mezquita Azul, icono de la ciudad. Pero los otros dos no le van a la zaga: la Basílica de Santa Sofía, una catedral reconvertida en mezquita; y el complejo que nos ocupa hoy: el Palacio de Topkapi, que fue residencia de los sultanes otomanos durante casi 400 años.

Palacio de Topkapi 460x335 El suntuoso Palacio de Topkapi

Su nombre proviene de la puerta de Topkapi (de los Cañones), la cual guardaba la orilla occidental del estrecho del Bósforo, que separa las dos mitades de la ciudad. A mediados del siglo XIX el imperio Otomano estaba en decadencia y Topkapi era un molesto recordatorio de las glorias perdidas, así que el sultán cambió su residencia al palacio de Dolmabahçe y el antiguo recinto quedó vacío durante décadas.

Actualmente sus estancias vuelven a bullir de vida, aunque la vida palaciega ha dejado paso al turismo. El Palacio de Topkapi es una de las joyas de la antigua Constantinopla, y alberga en su interior tantos lujos como uno pudiera desear: desde los jardines hasta el harén pasando por los dormitorios, la biblioteca o los baños, todo es lujo allá donde se mire y da buena idea de la suntuosidad con la que vivían. Verlo todo en detalle requeriría un día completo, y aun si vas con la idea de quedarte con una impresión general, la visita se puede alargar fácilmente hasta las 2 o 3 horas.

El palacio se organiza alrededor de cinco recintos. El primero es un vasto jardín que comprende todos los edificios en el interior de las murallas, así como el recinto menor y el del harén. El recinto menor, por su parte, tiene sus propios jardines y alberga la mayoría de las estancias, desde los dormitorios, las salas de gobierno, de justicia y ceremoniales, hasta todas las dependencias necesarias para el funcionamiento del palacio como las cocinas o los establos. El harén, por su parte, se encuentra en otro edificio dentro del recinto de las murallas, y alberga las habitaciones de las esposas y concubinas, así como sus propios baños, pues la vida del harén transcurría muchas veces en un mundo aparte.

El Palacio de Topkapi es una de las visitas imprescindibles si visitas Estambul, y créeme: merece la pena tomarte tanto tiempo como necesites, pues no todos los días se ve una maravilla semejante.

Fotografía de Georges Jansoone en la Wikipedia.

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