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Carreteras sobre el hielo
Un peligroso camino
No todas las carreteras son sobre tierra firme: algunas son realmente peculiares, como por ejemplo las llamadas carreteras de hielo. En las regiones más frías, cuando el agua de los mares o lagos se congela, forma una capa tan gruesa que permite el paso de vehículos.
Las carreteras de hielo han tenido una gran importancia en las regiones aisladas cercanas en los polos, como Escandinavia, Alaska o Rusia, ya que permiten el transporte en invierno, cuando el agua se congela y el transporte por el agua se hace imposible. A veces, es la única forma de moverse por zonas de frío extremo sin tener que dar grandes rodeos.
Sin embargo, este tipo de conducción no está exenta de peligros: no sólo está el riesgo evidente de que el hielo se resquebraje por el peso de los vehículos, sino que también hay que vigilar con la velocidad, pues las vibraciones pueden formar olas bajo la superficie y debilitar la capa de hielo. Por esto, la velocidad suele estar limitada a menos de 30 Km/h y a vehículos de determinado peso. Sin embargo, a veces han llegado a construir incluso vías para el ferrocarril, como es el caso de la que hay sobre el lago Ladoga, cerca de San Petersburgo.
Aunque pueda parecer una tendencia extraña, hay gente a la que le gusta conducir por estas carreteras de hielo o que simplemente las cogen para atajar, aunque sea peligroso. Muchos han perecido intentando semejante periplo, y las carreteras heladas suelen estar flanqueadas por lápidas o memoriales que recuerdan a los que no llegaron a su destino.
Fotografía de Jäätie Saimaalla en la Wikipedia.
